Asi me lo dijo aquel señor, mirándo a mi chaqueta. Ya la había cambiado otra vez y prometí que no lo haría sin que alguien me lo pidiera. Y si, soy muy débil, cumplí en cuanto ella me lo pidió. La de ahora era chillona, hortera y una rotura de neurona para los cimientos de miu complejo pasado incompleto.
Sentado en la silla, apenas atisbo un punto de realidad en la vida de artificio que me ha tocado vivir; todo se sucede como en un ave. De pequeño parecía que podías tomar el tiempo porque eras un niño mágico.
Existen seres que hacen pequeñas cosas, en momentos determinados para cambiar la dinámica de una sociedad salvaje que se traga todo dirigida por las cuerdas de una planeta marioneta.
Esa sensación domina cuando las bicis en nuestro pais no crece en su uso, y los coches me crecen, sin un pelo de pudor
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