Seguiré la COP26 de Glasgow con el afán de volver atrás a la 25 del río Henares. Esos los años que hace que se empezó el proyecto Sócrates "el agua de mi río es fuente de vida".
Ahora llegan las gotas como para saciarle y para enseñarlo, casi oculto, a su paso por Sigüenza; otros regueros, pero esta vez, de seres humanos la recorren para mirar sus tesoros, recorrer sus calles, empedradas y que han respetado su pasado y asomarse a los parques que la rodean
Tocan el tambor de sus asfaltos las lluvias que se recrudecen después de haber vagado sedienta por cielos. Rasgan las cuerdas de las aceras las hojas que se posan en un vaivén para recordar quienes salían del único calor del día para aderezar las camas de las grasientas fiestas.
Se alteran los invisibles viajeros por la contundencia y pesadez de las máquinas con brazos como árboles que arrancan de la gravedad las planchas que albergarán trabajos que quiten hambres y abran sueños, a la vez que vertirán las suciedades a un río silencioso desde su nacimiento, como también fue la aproximación de aquel compañero de quien apenas percibiste sus pasos de llegada, para un día descubrirlo a tu lado en tantas nuevas tareas que fueron haciéndose, en su modo maestro.
Acelera el frío de un otoño entrado, que busca alargar sus sueños, como para engendrarlos para los meses de primavera que te hará mirar para todos los lados al creer que toda la nueva magía que empieza a brotar, pudiera ser, tan sólo una inocentada, en imágenes caladas de apariencia.
Salen a borbotones estos tiempos tan áridos, a los que un día descubres que una hada que no se quiebra a pesar de vivir en un equilibrio de encuentros, te ha abierto una puerta batida por los ventarrones de la nada. Esa que, hoy, crudo homenajea con el nombre de su autora, Carmen Laforet.
Y por allí, el puente sobre el río Henares, para llegar de Fontanar a Tórtola donde las paladas buscaban que aquellos, casi siempre, silencios árboles también arrojarán sus hojas sobre aquellos cascos que soñaban enfrentarse a gigantes, con los sonidos asimétricos de unas palas que aún pugnaban por ser equilibradas en sus usos al entrar en aguas a las que se sólo se habían visitado por brazadas.
Henares, en preguntas; río, en aguas abiertas para que pasarán los exploradores, Maryse, Michel, Jean Louis que tanto nos enseñaron con sus libros escritos sobre los papeles del material de la bondad, de la sinceridad ante las medias tintas y de la veracidad de las propuestas presentadas.
Versos de monumentos construidos sobre las canteras que se posaron nacientes sobre los cimientos.
Y de los ahora 25 años, acunar el respeto por la naturaleza
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