En que el canalla, amenazaba al débil y se amamantaba del fuerte. Soñaba ser dios, porque había conseguido que el crédulo dudará de lo que le ponía delante, pero se postrara ante la equidistancia.
Aquel tiempo nunca tendria orilla en la que reposar. Quienes se enfrentarán a aquellos reciclables amorales emprendían un viaje sin fin.
Aquellos eran parte de un paisaje devastado por los buenistas que tomaban enteras las ampollas de las mezquindades traducidas por el abusado con sus reglas de medias verdades
Había más, muchos silencios, con paramos donde nos iba encontrando para ser tan vilipendiados como orgullosos de quitarnos las cadenas de las comodidades, miedos y desazones.
Escuchabas entre borrascas para traducir nuevos impulsos. Todos tenían la lógica de la defensa del ser humano. No comprendias porque tantos se quedaban en aquellos paisajes que eran escenarios prefabricados. Ya no era tu problema, o si, su falta de madurez
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