domingo, octubre 31, 2021

Vecinos

 En el río, los vecinos son de lo más variado. En mi  bloque, todos parecemos humanos pero en el agua del Henares, la foca viajera que llegó ayer es mi vecina; se ha tumbado, entre las mismas hojas y ramas que me sirven de colchón. Nos sentamos hombro con hombro para tomar nuestro almuerzo. El tema de la comida nos separa, pero ya no me crea tensión como hace años. No quiero ser el radical que se ha convertido al veganismo. En su caso, cuando vuelva a su polo, siempre necesitará un suplemento de calorías. Cogia unos cabreos tremendos;  cuando antes había comido la carne con un ansia que sin mis entrenamientos me hubieran puesto en plan Marute.

Cuando busco como vecino a los dueños que se aprovechan de un mercado desregulado de la luz, que en su libertad privilegiada de aspirantes a futuros consejeros, siento que pese a tenerlos cercanos, me parecen que las cárcavas que nos separan son tan anchas como el salto de longitud al que no pudiste llegar y tan profundas como las heridas que nos infringen en nuestra autoestima por creerlos, incluso humanos, cuando sólo son diosecillos.

  Sentirse especiales en su competitividad es un absurdo, cuando como dueños pagaron plumas, que repiten idearios con chaquetas con bolsillos donde encuentran el alpiste, mientras transcriben el dictado. Querer decirse que son competentes cuando eliminan otras ideas entre las amenazas de notarios, parece ser que lo pueden decir desde la infamia de tener apesebrados también a políticos que dicen España, como se bajan los pantalones, por necesidad.

 A Gonzo, que me indigno con su publirreportaje de una señora de capital, sin embargo le he ofrecido de mi bocadillo. Le he mirado, con una luz autogestionada que le rodeaba, por el ahí de hoy, si. 

 No subas la rama que nos arropa hasta que el sol haya salido

Un sifón y una salida

 Era el sitio indicado; la corriente era suave y el fin del trayecto te adormecía. Los tensos  recuerdos pasados se desvanecían y ahora, te ensorbecia el sentirte poderoso. Sabías que al lado había u n siempre máldito sifón silente pero lo descartabas por su endeblez y su pequeña sombra de amenaza, en medio de la sombra que parecías proyectar con los conocimientos adquiridos; eso si, en estados de cruel podredumbre por lo que parecía que no llegaría nunca, la habilidad con tu kayak.

 Al bajarme para atender y exhibirme entre el público que había llevado; la nube de mi orgullo no me permitió ver que a mis pies, primero la pala, luego la piragua empezaban a deslizarse. Cuando quise reaccionar ya me habían cogido unos metros de ventaja y ahora si que noté la fuerza del agua que me desequilibraba en aquel suelo tan desigual. Olvidé la compostura ante el auditorio, porque en realidad, siempre me he manejado mal con las apariencias de triunfador. 

  Lo peor fue que al agarrar la pala, más juguetona con las olas, y luego el pesado kayak, me dí cuenta que la corriente me había llevado hacía el sifón que ya me estaba engullendo. Conseguí apartar pala y kayak a un lado, con un supremo esfuerzo. Hubiera sido el culmen del fracaso que yo mismo hubiera cegado aquella entrada a lo desconocido.

  Luché con todas mis fuerzas. Sabía que aquellos días primaverales, las lluvias terminaban de arrastrar lo que el invierno y sus nieves habían quebrado. Dentro podría haber cualquier cosa que si se había quedado allí, no me ayudaría para nada. Pateé como un hélice hace en pleno despegue de su aeronave; agarré con los dedos los filos de las piedras que quizás soñaban con hacer rebanadas para alimentarse. Cabeceé arriba y abajo por si en algún espacio podía encontrar unas décimas de misericordia en unas mínimas contras. 

  Nada de lo que atisbaba a ver parecía que ya en el centro de la corriente, con la ley de Bernoulli aplicándose en la perfección que es su descripción, quería ayudarme. La lucha era atroz pero las imágenes también empezaron a mezclarse, con los personajes que eran un recuerdo pero que aquí se humanizaban para acompañar la lucha. Una sonrisa de haber salido juntos de días de rebufos y piedras, un silencio que se posaba en tu hombro para infundirte una nueva energía, un pastelito extraido de "El Perfume" de Milan Kundera que lograba poner toboganes que tenían un fin jugueton. 

 Aquellas personas fue lo último que ví. Nadie, por suerte, se había tirado a salvarme. La trampa era que no uno, sino todos pudieran haber sido tragados, conmigo como tapón.

  Cuando desperté, de sus caras ví susto y alivio; sonrisas nerviosas y lágrimas. El sifón me había dejado salir y despues me recogieron, débil, respetuoso con un río que siempre cumple con las normas de la física, según lo que se le aporte, tanto en positivo como en negativo. 

  Está en nosotros, conocer esas reglas y explorar la belleza que siempre atesora un río

Don Ernesto y Herodoto

 De pequeño, en el colegio, don Ernesto en sus clases, extras, yo creo que por extraordinarias, nos relataba historias absorbentes de elefantes, de cartagineses, de romanos.

 Hace tantos años que sólo recuerdo que la Historia pasó a ser mi asignatura preferida, aunque en mi esfuerzo no la fuí fiel. 

 Buscando más historias, con menos de 10 años, me entregué al periódico, fue mi ocasional compañero, que imitaba a D. Eugenio, que lo ponía en su mesa sagrada, altar de los otros conocimientos; entonces era el As, para los dos.

 Pocos años después, comprendí que aquellas informaciones no daban más de si para mí; yo no era comentarista deportivo, aunque lo pude ser, y me empecé a comprar El País. Un día, antes de coger un tren para Sigüenza, un miembro de la curia me dijo que sólo tenía mentiras. Durante muchos años lo compré, admiraré siempre sus reportajes y tan variados temas que pude conocer; pero tras el 15M, tras conocer a oír carnecruda, aquellas páginas ya no daban más de sí, por su dependencia de la publicidad que le hacía obviar especuladores con la electricidad, defraudadores banqueros en paraisos fiscales, por su animadversión a los parias de las tierras que empezaban a elevar sus voces, a través de seres que se enfrentaban, indefensos, a mercenarios en dineros, en injusticias, en golpes ciegos teledirigidos a desordenes provocados, que libraban de los porrazos a los organizadores de sentados en poltronas.

 Un día apareció Stefan Zweig, con su libro "Momentos estelares de la Humanidad"; me pareció tan bello que aquellos personajes me hicieran un hueco en su existencia para que yo les pudieran empezar a entender, que curioso espero nuevas noticias suyas.  Estos días, avanzo, con pies de plomo y con ojos en chiribitas por tanto aparato tecnológico, por el libro de Irene Vallejo, "el infinito en un junco". 

Vuelvo a aquellos otros tiempos, para escuchar a Demóstenes hablando desde el Ágora. Encuentro, en las orillas, los juncos con los que empezaron a escribir para la eternidad que, entonces, se acabaron en una humedad duradera o en un incendio de un loco sin nombre que quiso pasar a la posterioridad o de unos paranoicos que odian que otros conozcan; también, este texto, sin cimientos, es consciente de su permanencia duradera hasta el apagón tecnológico o un click a destiempo.

 Hoy al encontrarme con el Herodoto viajero, comprendo que lo que fuí yo, en mis viajes, sólo era un paseante solitario interpretando desde mis mundos; frente a él, inquisitivo entre los pueblos enemigos del suyo, en las guerras de entonces, que le sirvieron para comprender su patria, desde las otras perspectivas de las que eliminó los "me parece",  "creo que", "dicen que entonces".

  Existen los Kapucinskis, Mónica García Prieto, Ramón Lobo, humilde para recomendar conocer más de Bosnia, a través de un autor que se asentó en todos los tiempos, Marc Casals, para escribir "La piedra permanece", por encima de sus crónicas sólo de guerra, Maruja Torres, Olga Rodríguez de Francisco. 

  De Herodoto a la Sevilla, esclavista que acogió a tantas vidas arrancadas de sus raices que poseían las tintas que necesitaremos para sus relatos que nos describian aquellos daños infringidos en tantos poblados desposeidos de sus jovenes, creativas y con las fuerzas necesarias para haber aprovechado los conocimientos que aquellos invasores poseían, pero estos piadosos egoistas sólo querían servir sus ansias y para ellos necesitaban despersonalizar al ser humano y convertirlos en esclavos para todas sus satisfaciones, incluidas las espirituales, si por ellas entendemos esclavizar a su dios al que dicen adorar.

 Escuchar a sus Herodotos para remover nuestros cimientos para que crezcan las flores

sábado, octubre 30, 2021

Hubo un tiempo

 En que el canalla, amenazaba al débil y se amamantaba del fuerte. Soñaba ser dios, porque había conseguido que el crédulo dudará de lo que le ponía delante, pero se postrara ante la equidistancia.

Aquel tiempo nunca tendria orilla en la que reposar. Quienes se enfrentarán a aquellos reciclables amorales emprendían un viaje sin fin. 

 Aquellos eran parte de un paisaje devastado por los buenistas que tomaban enteras las ampollas de las mezquindades traducidas por el abusado con sus reglas de medias verdades 

 Había más, muchos silencios, con paramos donde nos iba encontrando para ser tan vilipendiados como orgullosos de quitarnos las cadenas de las comodidades, miedos y desazones.

 Escuchabas entre borrascas para traducir nuevos impulsos. Todos tenían la lógica de la defensa del ser humano. No comprendias porque tantos se quedaban en aquellos paisajes que eran escenarios prefabricados. Ya no era tu problema, o si, su falta de madurez

Saber en donde vivo

Sobre una mesa se posan las cervezas; nunca buscaron saciar la sed, sólo se alinearon con los planetas de los quicos para procrear nuevas compañeras con las que perturbar un descanso. 

 Busco, entre los juncos, la voz que Safo grabó en los oidos de sus amadas. La dicha se salía en los borbotones de un corazón frotado en labios insaciables. 

 Se quemaron tantas palabras entre los incumplimientos y entre los fuegos del tiempo consumido. Vivió su presente como ahora estas palabras con la soberbia de creerse universal, desaparecen en un click, y merecerán haberse estampado entre los infinitos del presente con la pared de lo que se acaba de escapar.  

 Cuando hablas eliges un camino; cuando escribes, en estos tiempos electrónicos, das a esas palabras la oportunidad de mirarse en un probador, con cristales liquidos que debes beber en el manantial del único ahora. Tienen mañanas con salidas a soles, pero con las amenazas de lo que podría ser, pendiendo del hilo que duda de atravesar el ojo de una aguja.  Enriquecidos que proclaman atraversalo; secuaces que no quieren más que su recompensa. 

 Alguien huele las flores que adorna un pueblo en compromiso y sin embargo, adora los juguetes rotos que le ofrecen quienes se guardan los nuevos, que exhibirán por petulancia y para que los postrados odien a quienes les despiertan de sus sueños y les quitan la venda para que al ver a su alrededor, al menos, sepan quien les da: la convivencia, la no especulación, una ciudad humana

   Si no han comprendido ya, las razones de lo que les rodean; quizás creen todas las ciudades iguales, pero se fueron a la que es menos igual

 

Cerca para el olvido

 Ella trazó historias sobre el río de la memoria. Las contras median su habilidad para controlar las diferentes velocidades con las que podía tener un tiempo de reposo.

 En mi caso, nunca he tenido claro donde encontrar el reposo. En su regazo, sólo, ahora parece ser, fue un instante. A veces, lo reproduzco, como un niño egoista que quisiera revivir esos momentos, sin más compromiso.

 Cuando me preparo para visitar a la vecina. Ella me recuerda que lo nuestro durará el tiempo que necesitará un hielo para derretirse en un whiski on the rock. Por ello, me pide veracidad, porque mentirle con mi supuesta pasión a ella no le sirve; la verdad alternativa que sustituye a la palabra mentira, ella, lo odia. Nos prescindimos de las mentiras de las pasiones desatadas de los jóvenes que poseyendo el tiempo infinito, lo toman el primer día en un trago. 

Nos necesitamos, nos entregamos y cuando comprendemos que el día está cerrado para disfrutar de un paseo, en silencio, este lo emprendemos sobre nuestro cuerpo. Ya no es correr a 3 minutos el kilómetro, ni mirar a la luna. Ahora cuando el brillo de ella, se refleja en el cuerpo de mi vecina; cojo esa luz en mi mano, la cierro y sobre su nuca la enciendo para que si por el camino que he recorrido mil veces, pudiera encontrar una oquedad sobre la que labre otro momento de ensueño. Decía Amelia que no le había perdonado su pareja que en un momento determinado, ella se fuera de la mutúa entrega.

  Yo me aferro a todo lo que veo en ella, para que guarde en el recuerdo que esos instantes eran plenos. Quiero que cuando pase el tiempo, todos los sueños parezcan materializarse y ella pueda agarrarse con firmeza a la veracidad de mi entrega. 

  Pasara el tiempo para que el olvido se agrande. Sólo en la cerca de la veracidad, a veces, nos subimos para contemplar el caballo salvaje de la pasión

viernes, octubre 29, 2021

Henares 25

 Seguiré la COP26 de Glasgow con el afán de volver atrás a la 25 del río Henares. Esos los años que hace que se empezó el proyecto Sócrates "el agua de mi río es fuente de vida".

  Ahora llegan las gotas como para saciarle y para enseñarlo, casi oculto, a su paso por Sigüenza; otros regueros, pero esta vez, de seres humanos la recorren para mirar sus tesoros, recorrer sus calles, empedradas y que han respetado su pasado y asomarse a los parques que la rodean 

  Tocan el tambor de sus asfaltos las lluvias que se recrudecen después de haber vagado sedienta por cielos. Rasgan las cuerdas de las aceras las hojas que se posan en un vaivén para recordar quienes salían del único calor del día para aderezar las camas de las grasientas fiestas. 

 Se alteran los invisibles viajeros por la contundencia y pesadez de las máquinas con brazos como árboles que arrancan de la gravedad las planchas que albergarán trabajos que quiten hambres y abran sueños, a la vez que vertirán las suciedades a un río silencioso desde su nacimiento, como también fue la aproximación de aquel compañero de quien apenas percibiste sus pasos de llegada, para un día descubrirlo a tu lado en tantas nuevas tareas que fueron haciéndose, en su modo maestro.  

 Acelera el frío de un otoño entrado, que busca alargar sus sueños, como para engendrarlos para los meses de primavera que te hará mirar para todos los lados al creer que toda la nueva magía que empieza a brotar, pudiera ser, tan sólo una inocentada, en imágenes caladas de apariencia. 

Salen a borbotones estos tiempos tan áridos, a los que un día descubres que una hada que no se quiebra a pesar de vivir en un equilibrio de encuentros, te ha abierto una puerta batida por los ventarrones de la nada. Esa que, hoy, crudo homenajea con el nombre de su autora, Carmen Laforet. 

 Y por allí, el puente sobre el río Henares, para llegar de Fontanar a Tórtola donde las paladas buscaban que aquellos, casi siempre, silencios árboles también arrojarán sus hojas sobre aquellos cascos que soñaban enfrentarse a gigantes, con los sonidos asimétricos de unas palas que aún pugnaban por ser equilibradas en sus usos al entrar en aguas a las que se sólo se habían visitado por brazadas.

  Henares, en preguntas; río, en aguas abiertas para que pasarán los exploradores, Maryse, Michel, Jean Louis que tanto nos enseñaron con sus libros escritos sobre los papeles del material de la bondad, de la sinceridad ante las medias tintas y de la veracidad de las propuestas presentadas. 

  Versos de monumentos construidos sobre las canteras que se posaron nacientes sobre los cimientos.

Y de los ahora 25 años, acunar el respeto por la naturaleza

Ich liebe dich

 La sombra del pasado se desliza entre los personajes de una peli, que como la vida, viviendo en mundos paralelos, existen seres que les trazan la perpendicular. 

 Buscarse entre los ruidos de las nuevas escuelas, nuevas teorias, lo convencional para al final, lograr conectar aquella mirada que le pedía que no se apartarse de verla, para conectar los sucesos que la desaparecieron con reencuentros pictóricos que le exponen ante las maldades cometidas. 

 Seres depravados que se agarran a sus conocimientos para encontrar su reconocimiento entre los que llamó enfermos o débiles, que le abren las puertas para continuar una vida de mentira

 El dibujo de una niña que no se desaparece, y con el que se destruye a quien la encerró en una mazmorra de cuidados pervertidos que sólo podrá ser destruida con la frase mágica hacía el espectador que deberá deshacer de todo lo superfluo

     Ich liebe dich

Siempre envuelven los trazos de Berlin en un visitante que sólo tejió raices de relaciones sin el riego del riesgo

jueves, octubre 28, 2021

Les contaremos la verdad

 Asi me lo dijo aquel señor, mirándo a mi chaqueta. Ya la había cambiado otra vez y prometí que no lo haría sin que alguien me lo pidiera. Y si, soy muy débil, cumplí en cuanto ella me lo pidió. La de ahora era  chillona, hortera y  una rotura de neurona para los cimientos de miu complejo pasado incompleto.

 Sentado en la silla, apenas atisbo un punto de realidad en la vida de artificio que me ha tocado vivir; todo se sucede como en un ave. De pequeño parecía que podías tomar el tiempo porque eras un niño mágico. 

 Existen seres que hacen pequeñas cosas, en momentos determinados para cambiar la dinámica de una sociedad salvaje que se traga todo dirigida por las cuerdas de una planeta marioneta.

 Esa sensación domina cuando las bicis en nuestro pais no crece en su uso, y los coches me crecen, sin un pelo de pudor

lunes, octubre 25, 2021

Una imposible mañana

 Mejor no ir después de la helada de esta noche. Será más fácil acudir a la viña. Si esa que parece una maraña difícil de urbanizar para un futuro vitinicola. 

 La perspectiva global te dan ganas de abandonar cualquier intento. Sólo empezar a abrir la puerta e ir a buscar la primera cepa, te invita a cerrarte a todo lo exterior, sabiendo que el Sol que aún no ha desperezado a un calor de otoño; te abrigarás hasta que suceda que ya tienes seguro un cierto arrullo por parte de todo el entorno.

Parece ser que el tiempo de cuidarlas entre cada una, se ha hecho largo. Sin embargo, el haberse mantenido con la fuerza con la que las ví en Agosto, te hace tomar conciencia del cuidado con el que se la trató, hasta hace muy poco, por parte de un ser nonagenario.

 La poda es muy laboriosa, en cualquier momento puedes encontrar una rama que buscó maridar una cepa con la otra, en una relación que ahora debes cortar. La progresión es muy lenta y ves más de lo que queda, de lo que ya has hecho; pero, te guía esa nueva conciencia que te ha ido dando el campo: el final está más cerca y cuando llegas a la cepa final que podas, te preparas para meter la motocultora. Te han avisado que irán apareciendo muchas dificultades porque no están alineadas entre si las cepas, y sin embargo, descubres que quienes la tuvieron trazaron trayectorias circulares que te permite pasar entre, casi todas, las cepas. 

  Consciente de ese juego, no la das una vuelta, sino dos y si hace falta tres, pero cada vez ves la tierra más suelta y pese a estar al límite de las fuerzas humanas, tras 5 horas, imaginas trayectorias consciente del beneficio que tendrá esa tierra nueva que va a llegar a sus raices. 

  El otoño y el invierno te empujará a buscar alguna otra solución en sus alrededores y quizás a dar alguna vuelta más con algun tipo de abono natural. La primavera y el verano te confirmará si te equivocaste o no olvidaste que la altura a la que están estas tierras te puede poner en la realidad de no darte el preciado tesoro.

  Cuando,  cierras la puerta y ves ese pequeño espacio podado y roturado ofreciéndote una bellísima imagen; apenas gastas energias, porque las que te quedarán te ayudarán a llegar al carro y atinar a cambiar aspas por ruedas y no perder la cabeza en una cuerda puesta ad hoc para los ciervos pero que en tu caso te hacer perder la gorra pero no la cabeza, aunque apenas tuviste fuerzas, incluso para dejarla caer.

  Existen mañanas de silencio y de bellezas, que antes pensaba imposibles

domingo, octubre 24, 2021

Una foto pagada y la cumbre

 En un pequeño puerto de la Bretaña, desde un promontorio ves dos mares; el uno es el de la desembocadura del río, hastiado, que se entrega consciente de su derrota; su herida la bañan en sal para que se haga más dolorosa. 

 No he avisado, que estoy en la torre de una pequeña muralla que intentaba parar a los invasores. No parece muy consistente pero juegan con la marea. Tenían que estar muy organizados, los invasores, para atacar en la pleamar. Este día los borregos que producen este día agitado tienen la contundencia de una luz, no gris, sino negra que amenaza con oscurecer el mediodía, sino que se conforma con bañar con vaivenes tenebrosos la mente solitaria que ese año ha decidido vivir el mundo celta, desde Carnac a los sonidos a los que te ha llevado Trecet, al que nombraras para que en su escucha se vaya su indiferencia en uno de esas idas, que no vuelta. 

 El entorno no es un tik tok que te agarra durante una hora, ensimismado en los sucesos inmediatos, revestidos de la grandeza de lo efímero. Aquí, la mente cansada se posa en las crestas de la felicidad de los niños sin tiempo y los valles hacia los horizontes con muros de piedra. Al lado una familia recibe la petición de fotografiarme en este instante con su cámara de fotos. Por supuesto, les tengo que adelantar el pago, por encima de su valor de esa captación y del envío a un lugar remotos para ellos. Andan sorprendidos por los golpes al idioma y por la insistencia en ese repetido instante con un agua, sin voz y la propia imagen, ya explorada, en golpes de vista muy esporádicos para mí propia presunción.

Ceden, reciben el pago y soy tomado por su carrete, junto con sus propias vivencias. Por un tiempo, paso a confraternizar con esa familia. El niño, entrando por la puerta de la torre que nos juntara. Está dubitativo por saber que encontrará en esa transición oscura hasta ese paseo por la cima de la muralla. El padre, que siempre revela el carrete, no me esperara en que tome ese espacio, junto con su niño, su amante y las que siempre le pide su mujer. 

Siempre puede justificar, que alguna fotografía se ha perdido por la poca luz o la sobreposición. La mía la contemplarán en familia por recordar e imaginar la vida de aquel ser solitario, con su aquella coincidencia en la contención de una imaginaria invasión en el paseo como nuevos vigilantes por su cumbre, al creernos dueños de esos instantes en el que cambiaremos nuestro futuro. Pocos días antes, me crucé en el paseo a la playa con la belleza suma. Era bellísima y quise parar el Escort y la vida, por si podía compartir un beso. Sin darme cuenta que esa mujer, estará por unas semanas en el mismo carrete, pero que no compartiremos ni besos, ni nuestra oscuridad nos permitirá momentos de una pasión para la eternidad que era lo que engendraba su cuerpo en ese instante

sábado, octubre 23, 2021

Quarterback

 Como quarterback me río de la patada a seguir que suelen dar los del rugby europeo, no le llaman football, ya lo ves. 

  Allí parece como una autopista con limites, muy claros, de velocidad, aquí, un día quise hacer la gracia de atreverme. Los camiones locos, de las series americanas, me podrían dar menos miedo. Ví que venían cuatro, puedo afirmar, mastodontes a menos de 11 segundos los cien metros. Creo que habían cogido carrerrilla. Tuve una visión panorámica, por un lado, de los lugares de la avenida de aquella manada, en uno;  pero por otro lado, tuve una visión anticipadade mi estado para las dos próximas semanas.

  Uno de ellos, llevaba los ojos fuera de órbita, pero no de la terrestre; yo creo que era de la solar por lo incendiado que iba. 

  Lo había hecho otras veces en mi niñez cuando hacía teatro; me imaginaba que había topado con una gran raiz de una viña a punto de extinguirse. Caía de bruces de forma instantánea y provoca una algarabia entre el público, entre mis compañeros con los que hacía verdaderas exhibiciones de postureo en ese arte. Entre las madres cundía el pánico e incluso un médico, de entre el público, tuvo la ocurrencia de llamar al 112 mientras mandaba a su hija a que me hiciera el boca a boca. Ella, también estaba en el ajo, y aprovechamos la ocasión. Aquí no era el caso, pero la caída fue aparatosa y el choque entre ellos fue de lo más ridículo que se ha podido ver en años.

 Se golpearon con violencia, aunque el mejor parado fue el incendiado; volteado por sus compañeros, emprendió una nueva circunvalación con la mala suerte de topar con mi pie. Este andaba en fase aérea de sus aspavientos que debían durar el tiempo necesario para hacer creible la acción.

  Los otros tres, rieron por haber caido en mi treta; ya la habían sufrido en diferentes equipos. El cuarto elemento no acepto la humillación y pidió al árbitro que me expulsará por simulación. 

  Este, como los personajes de "la vida de Brian", se hallaba excojonándose de la estúpida posición final de ese digno jugador. 

  No lo esperaba, la verdad, no pensaba que como Pilatos, se iba a lavar las manos el referée. Debe dar mucho miedo las embestidas de semejantes mastuerzo. El caso es que aquí ando en el vestuario; cogiendo la ropa y partiendo para las islas.

  Se habrá dado cuenta que ha pérdido la dignidad ese colegiado que aspirará a alguna puerta giratoria. Envidía de los vuelos extraterrenales del que se comió la bota, pero la suya de rabia

Infantilismo y lucha de gigantes

 Nunca pensé que se dirigiera a mi. Demasiado infantilismo o demasiada inocencia; cuando suceden las cosas desde un control de hace años por parte de unos gnomos con los que vivo en las Callejas, miro las paredes caídas y el tipo de arbustos que fue invadiendo algunas viñas que había habido allí. Aquellos hombres habían dejado el mosto y, con paciencia, lo habían transformado en alcohol, buscando cuevas donde esos azúcares, que les ponían como una moto y les llevaba a invadir aquellas trincheras que sirvieron durante la guerra civil. Allí los gnomos atacaban a quienes recogían las setas del lugar y las lanzaban con violencia hacía las aspas de los molinos de viento. Allí, trinchadas caían sobre los navajos donde se lavaban. No sé qué tipo de seta.

 Para mí, que me han metido alguna de estas alucinógenas. Me siento en una de las  terrazas de ese lugar en el que el Sol besa el amanecer. Yo creo que me las han preparado con tofu; joder, tofu, les digo que quiero carne, que hay es donde se da un maridaje que: ¡para chuparse los dedos!. Ellos me dicen, que vea la ventaja de no tener todas esas químicas que les meten tanto el vida, como en muerte para esconder algunas descomposiciones.

 Entonces me empieza a ofrecer una moto; también eléctrica, como les voy a decir que yo quiero oír ese motor de gasolina que me preparo mi antiguo alumno. ¡Cómo suena la Harley!.

 Ha sido en encenderla este día y se han escondido. La han confundido con una apisonadora. Estos bestias de eso que llaman la nueva cocina me exasperan cuando quieren transformar las viejas costumbres. Una vez me contaron que siempre se habia pegado , aún sin motivo, al sometido, por dos motivos: uno, para que supiera que eso podría pasar siempre, sin razón aparente; segundo, porque cuando sientan el viento, comprenderán que pueden ser empujados, como polvo errante.

  Otro día, si esto no se acaba, para victoria del visor desde el agua, les escribiremos sobre el porqué se cocina con setas, las noticias que nos sacian, para llegar a los faros que dicen destruir las trincheras

viernes, octubre 22, 2021

El Supremo

 Yo en verano me pongo hasta arriba del Supremo, es el polo de palo de chocolate por fuera y nata por dentro.

  Siempre pongo la excusa que me lo puedo tomar porque luego voy a ir al huerto o al final del día a correr. Lo de bailar ya no cuela. El twitter, como años atrás, me decía el gran Ángel, el twitter te está absorbiendo la cabeza y te dejas manipular y claro, te tumbas y vas poniendo cara de que todo está interesante, pero el caso es que no te mueves.

 Poco debo trabajar en el huerto porque al final del verano, la barriga ha circuncrecido, engrosada por las grasas que dan la vuelta.

 El caso es que siempre he entendido que es Supremo es porque habrán buscado una forma de ser eficaz por un lado para saciarte, por otro, para sentirte atrapado en los sabores sugerentes con el sueñas los besos de aquella relación que sólo te besó con los pastelitos que preparó por tu marcha. 

 Cuando empiezo a quitar el papel con el que lo cubren, ya de por si me resulta violento. Si te pones a leer con tranquilidad, está caería de boca si tuviera conciencia de lo pernicioso de algunos de los componentes. 

Toda esa se diluye, en un conjunto que premia la totalidad sobre la maldad y modificación química de alguno elemento mezclado. 

   Hoy, esa situación me ha hecho gracias, por la semejanza de un Supremo enojado porque se ha puesto en duda la independencia de algunos de sus jueces que juraron se justos y mi Supremo al que parece que también un corporativismo entre todos sus productos, parecen esconder la parte perjudicante de algunas de las partes mezcladas para que yo sea feliz.

  ¡Qué decir!; pues que ahora que en Septiembre, viendo los resultados maléficos de ese maravilloso y publicitado polo Supremo, yo, me bajo del carro y hasta Mayo, ando un poco más. Por eso, por si algunos de sus miembros, o componentes, ¡vaya en que estará pensando uno!, quiere rebajar su efecto perjudicial, si por decencia, que me refiero a que metan menos química en ese Supremo.

  ¡Está bueno el jodío!

El bolso

 En uno de los bolsillos he dejado las semillas. No muy lejos, las había encontrado en aquel campo cerca de aquel poblado ibero. Nada pasará durante siglos, aunque una mujer dejará dicho que de ellas florecía un nuevo mundo.

  Tras la llegada de su silencio forzoso. Todas agacharon la cerviz ante la violencia de las anatemas que reciben de los sacerdotes de aquellos dioses egoísta y, claro, de los palos que recibían de mentes perturbadas por certezas manipuladas.

 Junto a las semillas, encontré una nota de ella donde intuía que la condescendencia de entonces, abriría las puertas a aquellos tipos de violencia. Había reuniones donde los sabios de las niñerías sentenciaban a los que recibían palos de los tribunos que no tributaban, de los reyes que gobernaban sobre la recepción de sus prebendas y de sumos sacerdotes que dotaban a sus injusticias de la contundencia de su vista liberada del equilibrio del desconocimiento de los beneficiados. Todo iba cediendo porque a los acuerdos unos ponían el cianuro de sus cargos envilecidos y los metían en el saco de la comparación de quién sabiendo su camino,  había escuchado a los otros.

  Todos veían como el contador se iba deshaciendo en la tinaja de la cal del tiempo. Aquello, que era triste, parecía inevitable y en sus vidas otros caminos debian ser desbrozado.

 De aquel bolsillo, alguna semilla ansiaba que le diera su tiempo

miércoles, octubre 20, 2021

Una banda

 My attemps to please your were all in vain

Entre cepas, las afirmaciones de Juan José Millás me parecieron de un grado de acidez muy de acuerdo para producir un buen vino. Hoy, al volverlas a escuchar, y celebrándose en 10 aniversario de la declaración de ETA, en la que dejaba la lucha armada, me parecen tan contundente su comparación, como la inevitabilidad del paso del tiempo. 

  Compara al grupo del ejército que se rebeló contra una democracia en construicción como una banda y a Franco, como el jefe de ella. No parece vana esa afirmación, ni lanzada de una manera gratuita.  

Si analizamos que no sirvió al grupo de todos los españoles, sino a a la parte que sacó provecho de su situación de privilegio para a la vez que un pais no podía dejar de crecer desde la nada, la fueron saqueando como muchos historiadores han demostrado y en uno de los últimos libros, el de Antonio Maestre, "Franquismo S.A." se demuestra con datos constrastados de muchos de los enriquecimientos que se produjeron y que se mantienen en el tiempo.

 Cuando se utiliza su posición dentro de un pais, para que, primero él y ellos, y luego todos sus herederos estén en una posición de privilegio que nada tiene que ver con los méritos personales, sino con la protección de las empresas y sus medios patrocinados que son capaces de limpiar una conducta corrupta, contra nada menos, su amado pais. 

Repitiendo el análisis de lo escuchado este fin de semana, en el programa "avivir", volvemos al Rodrigo Terrasa: "La ciudad de la Euforia". Una sociedad, la valenciana, robada hasta la extenuación y que, sin embargo, entregaba su confianza, con una contumacia digna de análisis del concepto de estar a la vez sana, a quienes en medio de las apariencias, sembraban los colegios de barracones y las obras de caridad de pisos para esos corruptos. 

  Una sociedad que se considera apolítica en sus declaraciones, pero que vota, y que entrega su papeleta a quienes les revisten la realidad con gafas, donde tienen dibujados los ojos que no ven.

  Tantas bandas, y tantas bandadas que se van cuando llega los tiempos duros, para siempre volver

martes, octubre 19, 2021

Empezar desde lo que vívimos

 Me cuentan y oigo de personas que tras años donde los actos tapaban los hechos, en un momento dado tienen que lidiar con vivencias que de alguna manera les quebraron.

 Hoy hace cuarenta años que murió José Luis Poves Alcalá, un buen amigo; el fútbol, que sólo podía amar yo, hecho realidad. 

  Compañero de juegos en la Colonia Sanz Vázquez; como diría Javier Krahe, no sólo era jugar con el balón, también estaban los cromos, las canicas y las chapas con sus carreras ciclistas y sus partidas de fútbol; ¡como no! el bote, los chandarmes y cuando fuimos más mayores, me perdí los juegos que empezaban de médicos, con nuestras compis; cosas de encerrarse en un colegio.

 De héroe en nuestra "calle muerta" y el campo de los club Forja, pasó al Guadalajara, cuando yo no podía ir a ver, por mis estudios fuera, y luego porque anduve vagando, buscando un juego al que no pude llegar ni por forma física, ni por calidad en el control, más que, años después, a través de la propuesta de Pep Guardiola, en los juveniles y luego seniors del Horche.

 Iba quemando etapas y dando saltos para llegar al Deportivo Guadalajara. No se sabe si le perjudicaba el hecho que estuviera en el cupo de tener que jugar dos menores de veinte años. Le iba costando, entrar, pero cuando estaba en la "mili" el salto le iba a llegar ese día al Leganes. Así me lo dijo tal día como hoy, hace cuarenta años.

  Era deportista total, valiente que no le importaba enfrentarse a los gigantes hasta la temeridad. 

  Consciente de mis pocas habilidades, alguna vez quiso presionar para que jugará y se nego a jugar, hasta que en el segundo tiempo, salía, porque era fútbol, su vida, y remontaba nuestro equipo, con sus goles.

  Te viene la tentación de sumergirte en la posibilidad de haber cambiado aquel instante de tomar la decisión de haber viajado en aquel coche. Preguntaba Javier del Pino, este fin de semana a Philippe Lanchon, superviviente del atento de Charlie Hebdo, el semanario humorístico francés, sobre la posibilidad de haber estado en la redacción, en vez de ir al servicio, o en que pese a recibir balazos, que le hacen acordarse todos los días de su condición de sobreviviente, el terrorista decidiera no dar algun tiro de gracia. La contestación era inteligente, como toda la conversación; al final tenemos sólo una vida y no se puede dividir en momentos paralelos.

  Aquel año, tenía un pase para ir a los partidos de fútbol y, por supuesto, lo aproveché varias veces para ver el Madrid, ese día, era uno de los primeros. El primero, creo recordar, fue con José, me hizo gracia, porque la mili, parece como que nos abría otra perspectiva, y fue la primera vez que le ví beber vino de una bota de las que se llevaban a los partidos. Sería la única vez, porque su vida era el fútbol y se cuidaba. Me dijeron que tenía novia y después, entonces y ahora a los jóvenes, la noches tenía una cinta transportadora que nos hacía soñar con llegar hasta el amanecer por si podíamos cambiar el mundo. Este nos demostró tantas veces que no, que nos agotó

  Oía este fin de semana, una descripción maravillosa de Leila Guerreiro sobre como su padre, va perdiendo los puntos del mapa de la memoria que le atarían a sus seres queridos y a la realidad. Años después, en esto si me hubiera regañado José, no sé si la excusa es que ese mismo año perdí a mi madre, y me era doloroso; vi a su madre, apenas visité a Carmen. Él la amaba con pasión, recuerdo jugar a los cromos o a otras cosas que nos embebían años antes y cuando la veía, corría para ayudarla a llevar la compra y así mil detalles más. 

  Ese día, la ví con una sonrisa de la bondad infinita con la que de pequeños nos había tratado. Me dijeron que esos puntos de conexión con el mundo a la deriva en el que se convertirían muchos momentos de su vida, los había perdido también.¡Cómo superar perder su niño José a los 20 años! 

  Estoy  y soy para recordaros, entre los actos con los que renacemos cada día.

lunes, octubre 18, 2021

Esos ojos verdes

 Llena una página con esos ojos verdes, de forma subsidiaría cuando adorna su aspecto salvaje con unos pelos que parecen abandonados.

 Es Paula, una jugadora de tenis que se ha acercado a la élite. Se nos hace visible con su juego, cada vez más sólido, y no sabes la consistencia que tendrá en su futuro, que es sólo suyo.

 Los años, sin embargo, te hacen parlanchin, que no sabío y te aproximan al recuerdo de otras vidas con éxitos que fueron fugaces en su duración, arrastradas o tranformadas por muchos fuegos que no tienen porque ser malos 

  La humaniza su recorrido por los caminos  que mas se rebelan a ser reconocidos en nosotros mismos o en nuestros héroes, la depresión. El reconocimiento de esa lesión, no visible es el comienzo de empezar a curarla, igual que en una fractura, empezar por entablillar la zona afectada. 

  Nadie puede disimular esa fractura, pero, hasta ahora, ha habido una estigmatización  de esas enfermedades mentales que también son curables y superables. Ha habido bestias que han jugado a banalizar o degradar ese problema, quizás por hacer méritos para seguir siendo un parásito. Alguna vez, de entre los suyos, habla salido una voz dolorida, angustiada, quebrada que haya dicho: ¿Por qué no te callas?, pero esta vez con la legitimidad de una herida imposible de cerrar, si de convivir con ella.

  Su belleza exterior es incuestionable, pero ser capaz de dar un equilibrio en su vida, es una tarea aún más abrumadora y bella, que empezó a tallar desde la conciencia de su propio yo y con el apoyo de tantas personas que le rodean.

  En tu yo, tener conciencia de su lucha, la humaniza para que no sea un capricho de tu adoración por el ęxito exterior.

  Ser, encontrándose desde las más gélidas profundidades, donde se tallan los reconocimientos

 

Paddie

 Paddie Moloney, Chieftain; la música de un tiempo. Las notas de vida. El abrigo que al oírlo siempre te acaricia para calmar el frio helador que amenaza tus paseos por Dublin.

 Primero, fue su música; unos días, el campeonato de Europa de Kayak Polo y luego una precedente primera semana que con la magía de Sweeny's Chemist, se prolongó por otras tres navidades.

 Eran las palabras las que envolvían, hoy, 5 horas podando una viña. El dolor lumbar y rodeado del  paisaje, que dibujaba Paddie, de su amada Ireland con una gaita que nos envuelve en nuestros sitios amados.

  Buscar cada sarmiento con el afán de prepararlo para el año que viene. Cepas que ya habían empezado a secarse y que algunas parecen querer agarrarse a la vida, como para dibujarte una nueva oportunidad.

  No levantar la cabeza, porque cuando llegabas andando, cansado de la labranza del día anterior, te has quedado la belleza de este pequeño valle, lleno de significados, lleno de sudores, de cansancios aún más profundos y de miedos de no poder llegar a alimentar a tu familia o de ser acosado por mensajeros del terror.

  En ese espacio me sumerjo, para salir horas después, con la sensación de haber estado protegido por la tierra que amo y por haber oído un "avivir" que este fin de semana ha estado lleno de descubrimientos. El libro de Rodrigo Terrasa, el de David Trueba que parece tiene que ser comprado, por la inteligencia con la que lo ha expuesto ante Oscar y Javier. También hubo entrevistas, como dijo Gloria Steinem, llenas de preguntas para buscar, como en los pulgares de la cepa, el momento justo para que la fuerza emane para otra primavera asombrosa.

  Paddie Moloney, Chieftains y el sentimiento a una raiz

sábado, octubre 16, 2021

No me busques entre matorrales

 A la cabras, la veo estabuladas, en mil horizontes cerrados. No se lo quiero decir al bajista. Él ha ido quitando cuerdas, por los lugares por donde he ido pasando.

  El sonido de aquel espacio sigue siendo especial pero las sucesivas ausencias limitaron los cielos en los que se iban bañando las tierras engendradas.

  En la continuación del descenso por sus vibraciones escuchas aquellas casi imperceptibles que narra Rodrigo Terrasa,  en su libro: "la Fira de la Euforia, una hipotesis de la mafía". Periodista de Valencia, que en la tertulia de Cómicos del "avivir" habla de su libro y da detalles de todos los tiempos y todos los espacios donde se suceden las corrupciones.

  Te encuentras sorprendido cuando recoges la afirmación de algun interlocutor, al que intentas respetar en su opinión, que habla de su interés por la política.

  Miras, remiras, y ante las escasas cuerdas, vestidas con triquini y montadas en los "autos locos" que corrían en nuestra niñez para ser siempre vencidas. Las noticias que se escurrían entre el plomo de las exhibiciones impúdicas en exhibiciones deportivas, en edificios funerarios para la dignidad, te sajan el entendimiento los pormenores de las presiones que debieron recibir los que quisieron ser dignos como funcionarios, periodistas o en cualquier otro cargo que era golpeado con una maza inmisirecorde por la contundencia de un poder otorgado por esos votantes de ideales limpidos, en ruedas cuadradas. 

  El delirio se había instalado en la sociedad como una montaña que era de oro. De ella, sus reyes magos les iban robando, un poco, el futuro de aquel pueblo obnubilado y sobre todo el dinero y los recursos para terminar disuelta una pista de automovilismo en un lugar para asentamiento de chabolas. Hoy, volvía a ser público, un hospital de la provincia de Alicante, que habían entregado a alguna de las magníficas empresas, que sólo intentan mamar del Estado, mientras van poniendo trajes a los que exhiben en tik toks de bailables segundos

  Rodrigo y Miguel Ángel Campos, cronista de juzgados para la Cadenaser, insisten que aquello pasaba y con mucha perspicacia y trabajo hicieron un buen periodismo, que siempre existirá. Las presiones subterráneas a las personas, algunas afirman que no se volverían a exponer, a los medios para los que trabajaban y a las empresas que debían pagar esa publicidad eran demoníacas y criminales. Algunos periodistas, porque era el pan y el pago de su hipoteca, callaron y siguieron zombies en sus trabajos; muchos funcionarios sufrieron depresiones, postergamientos y amenazas. 

  Duele siempre esa equidistancia entre los infiernos y las basuras arrojada, por un lado y las informaciones que se pueden contrastar, pero son obtenidas desde un cumplimiento de la ética periodística. 

  Existe Philippe Lanchon, superviviente de los atentados a los Charlie Hebdo para desbrozar los matorrales que nos protegen de los miedos. Lo afirmo con Gemma Nierga, años antes, quizás en la presentación de su libro "el colgajo", y lo vuelve a defender con Javier del Pino, pese al cielo que le cayó, sin santos que les abriera la puerta, por agarrarse a los golpes de una vida a la que se aferró.

viernes, octubre 15, 2021

el café irlandes

 Parafraseando a un cronista de la ciudad que empezaba sus crónicas, con "estando en el bar para esas familias de antiguo abolengo "; empiezo la crónica de aquel día, durante las fiestas de la ciudad, en que nos hallábamos en aquel primo número que apellidaba al nombre medieval. Mis compañeros de fatiga ya trabajaban; yo, ahora me lo recuerda el tiempo necesario para la jubilación, andaba por esos estudios que tanto se me atragantaban y que me hacía agarrarme al botellin de tantas y tantas noches.

 Mientras las dos personas a las que acompañaba pedían el famoso "café irlandes", era necesario "ponerse a tono" para entrar en ambiente de las fiestas. Nada pasaba, conversaciones de esos días. De la intranscendencia de una no amistad, sin que por ello reconozcamos trascendencia incluso en la amistad.

 A la segunda petición de una repetición de una cara bebida como para mí podía ser "ese café irlandes", percibí algo en mi interior que no se si había vivido hasta entonces en mi nube  de cierta confortabilidad. El camarero, con el que tiempo después viviría la misería de un trabajador sometido, miro al dueño como dudando que tuvieramos la capacidad de pagar aquellos alcohólicos manjares. Mis compis, andaban en sus historias, pero yo en algunos momentos he tenido las antenas desplegadas para oír lo que pasaba por los alrededores. 

  El dueño me lanzó con una fuerza descomunal a la realidad y al saber donde estaba mi lugar. Le confirmo a su servidor que les diera lo pedido que los pobres tienen también derecho a tomar, algunas veces, esos cafés tan exóticos para mí.

  Qué se lo dijera a un sirviente y este, siempre desmostrará esa sumisión, supera mi capacidad de comprensión de los medios por los que reciben la información quienes luego soportan a esos patrones que apoyan a políticas que, haciendo populismo bajando impuesto, sobre todo a los ricos, después defienden que 

    La educación no es derecho para todas. Y entonces, comprendes porque tantas fuerzas de la sociedad que salen beneficiadas, gastan tanto dinero para mantener a esos yonkis de la desinformación con sus publicidades que antes hemos pagado en los sobrecostes de tanta obra pública.

jueves, octubre 14, 2021

La entrevista

 Debido a mi cargo importante he sido entrevistado en la hora de máxima de allí en mi bar de referencia. Quieren que hable en alemán para la audiencia que va a celebrar el cumpleaños de aquella edificación.

 El aviso me lo ha dado, Chanqueto, el primo de aquel adelantado que metió la "e" en su nombre, Chanquete, insigne navegante de aquel enorme río Henares, en algunos momentos de desbordamiento. Menos mal que ahora, con tanta fábrica, lo mismo decide, el río, hacerse subterráneo, y ya actuamos en modo "debajo de la alfombra". 

 El caso que aquí me hallo, con mi enésimo cuaderno, solución final siempre me digo, en el que resumo todo lo leido en los comics.

  Uyyy! perdón comics. Deben llevar razón, yo, de cultura, porque digo que conozco a Bob Dylan, si, a óscuras lo leo, pero por lo demás nada. 

   Me preguntan cuántos museos has visitado en Berlín, como si yo tuviera que saber que existen muchos allí.

  Así que yo me refugié en los comics donde fue profundizando en el desconocimiento de lo que soy. Fue ardúa la tarea y muchas las vueltas dadas para sentir el cariño que siento por aquel espacio. Sin que por ello los comprendiera y ellos supieran lo que bullía en el caos. 

  En los comics encontré tantas historias que me iba a diferentes bibliotecas para ver si podía encontrar a los personajes que borbotean rebuznos desde los abismos donde son exhibidos como seres finales, de luz. 

Renuncié allí; todo era más normal y tras unos minutos de titubeos, que fueron zozobra en naves que nunca serán guiados por faros, empecé a trastabillearme con el alemán y cada vez que soltaba una palabra crecía un desierto por el que vagar. Tras aquella oscuridad, vino la entrevista

 Dijeron que la harían en castellano pero que había que tener cuajo, para llevar una hora hablando, pero sin sentido, como si eso fuera difícil, cuando no se tiene vergüenza y te sientes protegido.

 

   

martes, octubre 12, 2021

Berraco

 Lo estoy, no lo puedo negar; estoy más que berraco. Durante tres días he estado en la montaña. Esa que nos acoge en nuestros sueños de superar todas las dificultades a la que me debo enfrentar como ser humano. 

 Me he refugiado en el silencio e inspirado el aire, que había destilado el sabor de las hojas del arce. Cada poro lo ha poseido en un mutúo encuentro. Me llegaban, también, el olor de animal abatido, el de la tierra humeda. En algunos, me recreaba, en otros expelía mis odios, por entrenarlos.

 El día ha llegado, he tomado el tren, no el de las 3 y 10 porque me hacía sospechar que quien lo cantaba lo hacía porque llegará tarde. Allí me he encontrado con un despistado compañero. Me afirma que iba a comprar libros. Me lo creo, no tiene pinta de tener dentro todo lo que yo tengo. Tiene pinta de escuchar la poesía de Lou Reed, no quiero pensar que la pueda cantar; lo mismo tiene más pulmones que yo. 

 En fín, que hemos llegado a nuestro destino; si, mi mujer y yo. Que quiere que les diga, somos un matrimonio tradicional. Ella, a veces, tiene miedo que el telepredicador pudiera ser mi amante; por como le escucho arrebatado. Es que es para quererlo. Lo claro, lo desinbido que se lanza sobre los problemas más peliagudos.

  Muchas veces pienso que es mejor que mis compañeros no sepan como nos ponemos, ella y yo. Este de hecho se ha bajado en la estación anterior, para comprar libros. ¡Quien quiere libros, si los que los leen los explican de maravilla

   Así que allí estaban todos nuestros compañeros y compañeras. A la primera arenga, he respondido con un exabrupto aireado con los vientos guardados de estos días.

   Todos me han mirado, como para mostrar su aquiescencia con mis actos; en sus ojos había una sana envidía y alguna lagrimilla que otra por la belleza con la que salió el insulto de mi cerebro.

    El tiempo se ha parado, me he conmovido en lo más profundo de mi corazón; la neurona ha notado como si la colada de su hirviente patriotismo fuera a inundar todo aquel espacio sobre el que nadariamos los elegidos y ebullirian los descreidos.

    Entonces he mirado al cielo, como para buscar su aprobación, como entrar en comunión con nuestro Dios, que sólo nosotros sabemos interpretar. Le he invocado una señal.

    Dibujada en el cielo:

       La bandera republicana

¿Por que Harry pidió su circumcision de nosotros dos?

   


 



lunes, octubre 11, 2021

La palabra que bala

 En el paisaje se encuentran nogales. Un día alguien me enseñó fotos de aquel mismo espacio, pero hecha, 80 años antes. No había nada, es como si aquella tierra tuviera el hambre de Miguel Hernández. Llovieron piedras, igual que árboles; durante años crecieron pero con la arbitrariedad de los vientos gélidos de la sierra, que casi siempre les castigaba y muy de vez en cuando les concedía que las ubres de las ramas amamantará a las nueces, hasta darles la consistencia con la que luego, por ejemplo, cubría el alajú.

 Al arar la tierra, todo mi ser se envuelve en un halo de gasolina. La mente intenta escapar de esas cadenas y contempla el lugar donde las patatas y las cebollas pugnaron por guardar las esencias que ahora agradecen algunas de las que ya las ha comido. 

 Cuando un día, con un despertador metódico que no está al tanto de las fiestas humanas, te despiertas en una hora anterior a lo que la mente y el cuerpo te reclamaba, tú, por apagar esa luz que te golpea la oscuridad que te enriquece, te ves investido de otro sol, el de los instagram de segundos que raptan tu mente. En la prisión del Tánger de las imágenes, el cerebro y las manos se desconectan, el ventanuco no muestra la luna y sus barrotes se desprenden para ser los bastones que te anclan a lo extraño. Sientes que esos cuarenta minutos ha sido el camastro sobre el que te acomodarás y admitirás tu supervivencia en los alimentos que te van proyectando por el agujero de la puerta por donde te lo introducen, ya cocinados.

  No muy lejos, cuando ya has admitido ese fracaso, contemplas cuatro libros que son la llave para abrir esa cárcel: el de "la revuelta de las putas" de Amelia Tiganus es un golpe a tantas estampas comunes que vemos en nuestras rutas, sin pararnos a escuchar a quienes ponen sus agujeros para un sueño de masculinidad. Es tan duro, con muchas y largas disgresiones, como la lucha que debió emprender para comunicar su cuerpo con su mente y sentimientos.

   "España" de Santiago Alba Rico y "los Taliban" de Ahmed Rashid requerirá asistir a las plazas, campos y ríos de donde saquemos cervezas de divergencias, pinos sin maleza que les prenda y aguas que sofoquen tanta sed, pero "El infinito en un junco", al desprender su precinto, ya en su primera página me anima con los pulsos de las letras que cobran sentido en las palabras y de ahí, como en un aeropuerto promete integrarme unas alas sobre las que sobrevolar tantas tierras. Sólo que parece ponerme una condición.

   No serás parte de esos vuelos superfluos que te dieron el placer ansioso de un instante; pasarás a tener la condena de tu humanización para ser parte de la comprensión del otro.

  No muy lejos, ella, alumna ávida de desentrañar el porque del poder de las lianas que pugnan por extraer los zumos de su necesidad de exploración, reclama una historia escrita entre las brumas de un día invernal que escondió una pepita de la que años después, brotó la necesidad de volver a adentrarte en lo que de pequeño, en esos vuelos sin dueño, te ofrecían sólo dulzuras fugadas.

domingo, octubre 10, 2021

Al extremista

 El extremista puede ser un señor que se dirige a mí estando en una escalafón de ganancias que está con gran claridad en uno de los extremos de la sociedad. 

  Los que le pagan ese dinero para que se atreva a decirme que son otros los que son extremistas, me parecen poco honestos. Su forma de controlar la sociedad a través de políticos dispuestos a recibir unas ganancias que desde luego, también están, de forma exagerada en unos de los extremos de la sociedad, me parece canalla y barriobajera, en la acepción que ellos darían a gente de barrio como siempre seré yo; nunca podré huir de la Colonia.

  El repetirme en este escrito con las palabras extremista para subrayar como veo a un mercernario metido a político sin haber sido elegido, no es nada inocente. Puede ganar 1 millón de euros al mes porque es capaz de comunicar a través de sus medios patrocinados con publicidad "maravillosa", wonderful, diría Iván, que en los extremos, tercera vez repetida, son quienes piden que las ganancias vergonzosas de él, de sus consejeros, de los accionistas se mantengan a costa de que el usuario medio tenga que pagar facturas engordadas con cánones que saben son un chantaje a la sociedad.

  A esos señores, a esos medios que nos les importa que a una sede de un partido que defiende a los trabajadores puedan ir cuerpos envilecidos por símbolos manipulados, que es si no que a una bandera la utilicen quienes roban a todos los que están debajo de esa pretendida imagen integradora.

  A esos seres, en una de las antipodas de las vivencias del común de los mortales, les gusta pronunciar los himnos de una patria común, pero con sus sonidos y máquinas de ruido de las monedas con conductos sólo a ellos, y billetes contados por sus maquinas exclusivas que van de palacios a sus salas de junta de los consejos que deciden la estrategia de atacar desde sus almenas mediáticas a los representante de 3.000.000 millones de ciudadanos que desde luego no llevan una vida extrema ni los unos, ni los otros. 

 Pudiera ser que incluso, los primeros, los votados por nosotros, tengan que sufrir los ataques de servidores de los desequilibrios establecidos en la sociedad. Alberto Rodríguez se hizo visible como otros seres admirables, Juanes, Domingos, etc.. no por ellos, sino por una sociedad con una balanza más equilibrada.

  Ayer, escuché con pasión a quienes se introducen en las raices de una sociedad que existió y que nos siguen dando alimento. Sólo me queda escucharles, por ese camino no viaje y parte de lo que sucede no llego a comprenderlo.

   Si me introduje en la búsqueda de saber quienes son los que me gobiernan y que poderes les sustentan y les apoyan de una manera impúdica. En ese viaje, comparto vagón con los anteriores expertos en lo por mí ignorado, pero no mantengo la indiferencia con igualar a todo político y a todo el periodismo. Comprender la sociedad y sentir la indefensión ante el poder extremo de quienes pueden elaborar portadas,

   El señor del millón al mes, en el puntal superior de introducir dinero en su cuenta, puede proclamar y dirigir la mirada de un lector a la cabecera de una noticia alimentada por espacios de publicidad. Habrá quienes exploren, como el viajero impenitente que pretende explicar el látido básico de una persona que hace vino, en el significado de esa frase tan absoluta

   "Un pais no puede estar gobernado por extremistas". Ahora volveremos sobre esa frase lanzada, como un lanzador de cuchillos con los ojos vendados, pero sin trucos.

 Y habrá quienes, ante ese TOP, o mejor, repetimos, extremista en ganancias se postre y diga ese tiene que tener su parte de razón porque ha llegado a tener, repetimos, en el extemos de los ingresos. Y ante ello, razone: "no ves, todos son iguales".

  Y retomamos la frase de marras para soltarlas y ponernos a navegar. Al desenrollar la vela mayor porque el viento viene de empopada, siente en tu melena, la brisa que la peina por detrás, pero dudas de la racha fuerte de esa afirmación, si será un remolino o se mantendra y desequilibrara por llevar mal drizadas la vela. Esas embestidas lanzadas con la malevolencia de la mentira, nos tiene que llevar a los que hemos defendido una sociedad más justa y no tutelada por esos mercenarios de las grandes empresas a hacer banda; a equilibrar ese barco atacado con virulencia y desprecio hacía lo que somos. Primero con palabras, luego con los hechos de la manipulación de los precios y por último y como nos recordó Scurati en su libro M, sobre Mussolini y su táctica de lanzar a las hordas vitaminadas sobre las sedes de quienes sólo buscan esa sociedad más justa. Ayer volvieron a esa táctica, los que fueron guiados por los expertos nuevos cowboys con látigos de datos con puntas que restrallan con mentiras manipuladas en carcasas de medias verdades.

  Al extremista, hoy la gente de la CGIL dicen que irán a su sede para decirle que somos uno, pero sumando, porque a sus miedos difundidos y a los infundidos por las mazas proteicas se le debe combatir con la presencia de quienes hacen sociedad, miran los encuentros y enfrentan sus miradas a los falsificadores de emblemas-arietes.

 No es nada fácil, pero si es necesario. Afirmaba hace poco, un ahora analista, que ellos pueden poner un poco la cara y su claridad de ideas, pero en el barco, cada uno tenemos una función y nuestra vida no es un barco de recreo para ir dirigido por los capitanes de las excelencias, entre otras de sus ganancias

viernes, octubre 08, 2021

Las dos caras

 Antonio Arias lleva la camiseta de la televisión no será televisada de carnecruda. Será en días como hoy, enfrente de la subdelegación de Gobierno de Guadalajara a las 18h30', convocados por Abriendo Fronteras Guadalajara, para decir que Mimmo Lucano, alcalde de Riace, que abrió las puertas para que migrantes repoblarán su zona, no hizo más que repetir, pero esta vez con el corazón, no con los espejos que decía don Ernesto que traían los fenicios para asentarse en la cosa del mediterraneo, que somos el fruto de muchas repoblaciones, no podemos crear ahora, lo que no eramos antes de que llegarán los musulmanes. 

   Somos pueblos diferentes que confluimos en este tiempo. ¡Qué mayor riqueza!

miércoles, octubre 06, 2021

Rios

 Mi río es pequeño, encajonado, apenas perceptible desde muchos lugares en los que se cruza con carreteras y que brota de un pequeño manantial, como me enseñó hace muchos años Jesús, en nuestro proyecto que nos unió con otros paises europeos, en especial Bélgica. Coge aguas de diferentes afluentes que algunos si nacen en pequeñas montañas, pero que en el conjunto, en épocas de lluvias, hace que el río baje desbordado.

  Una de las pocas cosas que me contaron de esa niñez que permanece en el lado oscuro de las vivencias es que ese 28 había llovido mucho y el barrio de la Estación estaba inundado. Ahora parece mentira que pudiera ocurrir, hasta que pase, que no podemos descartar. 

  Hicieron los pantanos, los pueden regular, pero hasta un límite, me imagino que otra escapatoria podría ser el canal del Henares, que en primavera, verano sirve para dar agua a los sedientos regadios de la España, en este caso no tan vaciada.

 Tiene tres o cuatro importantes nucleos de población en su corto recorrido de poco más de 100 kilómetros: Sigüenza, Guadalajara, Alcalá, Torrejón, tampoco se conformarían en su silencio Jadraque, Yunquera, Tórtola, Cabanillas, Azuqueca.

 No, no esta tan vaciado como para ir a hacer deporte, o cazar que es el concepto que se tiene desde algunas tribunas.

  Ahora entre Guadalajara y Cabanillas, se salta la autovia de la nacional II y se creará un gran polígono constriñendo nuestro río. 

   Durante nuestro proyecto se pidió visitar a una fábrica que había inagurado una magnífica depuradora. Nunca nos contestaron.

    En Alcalá, ya están en esa margen, me imagino que el signo de los tiempos, que es una frase que me inspira

lunes, octubre 04, 2021

No soy yo quien está detrás del espejo

 Siempre me he hecho esa afirmación cuando me miró en el espejo. Veía un conejo; ni de coña iba a ser yo, sobre todo y como dice el refrán, no cumplo con lo de follar como ellos. Tampoco podría ser que fuera yo quien me viera ahí, pidiendo seriedad a la hora de gobernar un país y pusiera como ejemplo a un vago reformado que ha vivido de chiringuitos y que, sin embargo, ahora, apoyo la empresa privada, las pensiones privadas y todo privado. ¿Por fin le pagan ellos? 

  De acuerdo que me quedo entusiasmado mirando al espejo, como para reconocerme. Amelia Tiganus en su durísimo libro también lo hace. Ella lanza palabras, nada condescendientes, contra puteros, proxenetas y Estados que tapan los ojos ante la vida y deja entrar el dinero. 

Como decía, no tengo las orejas tan sobredimensionadas como para que, por un lado, me tape los ojos para no ver tantas corruptelas, por ejemplo, vertidas en cauces de ríos que se venden como actuación ecológica y por otro, por ser protuberancias atrofiadas, no haya podido oír el origen de tantas afirmaciones vacuas. Nieves Congostrina confirmaba, hoy, que lo agigantado en tamaño, cómo podía pasar en aquel Fernando el deseado que tanto defraudó, como podrían afirmar algunas de las que se introdujeron aquellos berenjales,  que es mejor calidad que cantidad. 

domingo, octubre 03, 2021

Mimmo y the shelter for the storm

 La gente se está liberando de miedos. Los conductores de unos botellones, tienen envidia de la maleabilidad de los que se quedan en la estación, tirados, porque en la sociedad existen luchas, no siempre desequilibrados.

  En los primeros, les dispersan porque entre ellos, siempre existe alguna mente alcoholizada que abre abismos en un espacio ocupado para la convivencia, que rompe las normas en las que desfilan con marcialidad

  A los segundos les dejan estar en estaciones abarrotadas, porque son gente derrotadas, tras un día de trabajo y un deseo de recluirse en un espacio personal que les alejará de ser una aglomeración con capacidad para cuestionar el porque de tantas promesas incumplidas.

  Existen vías para otras reuniones, a algunas asisto, a otras las silencio y aunque ayer a Mimmo, el alcalde Riace condenado por asistir a las personas migrantes que llegaban hasta sus municipios.

  De una justicia se sacan razones para que esa persona sea condenada por asistir en la necesidad a quienes sólo tienen el suelo de la embarcación que les ha alejado de sus necesidades.

De nuestro silencio, ante la defensa por alguien que como The Cure en "pictures of you" encontró las esencias plasmadas en la imagen del otro, somos responsables por no despojarnos de todas nuestras parafernalias creadas y exponer excusas ahogadas en el paso del tiempo dentro de lo irrelevante.

 Mimmo, Domenicano Lucano, dicen que promovió la "inmigración ilegal". Lo hizo quien repobló su zona de influencia que sufría despoblación. Quien permitió que estos tuvieran la identidad incluso de tener su propia moneda social, sin los aparatajes de esas monedas usadas, por los grandes sistemas financieros para ganar con la especulación miles de millones de euros que no son usados para quitar las pobrezas del otro, en este caso, encanallado por las hordas de los que ladran coercitivos, a su lado.

 Duro escuchar estas imposibilidades de asistencia, mientras navegan a los paraisos fiscales los jokerpeople del dinero para comprar las entradas al teatro de los sueños de los depravados que sienten, siempre será por un instante, el halo de la eternidad tomada por un segundo a la existencia de la  humanidad.

 Mimmo, no es el mimo que se queda en una plaza, aterido por el frío de los odios alimentados por los impunes que tejieron una red en la que amenazan atrapar a quienes ponen en duda su eficacía que no el veneno que posee, alimentado hasta la viscosidad, por necesidades humanas, que, a veces, se divinizan, porque dicen tener hilo directo con un dios silente, al que ellos mismos ponen voz; otras, son gigantes al que su voluntad se esclavizan, por salvar el vértigo de la vida, a través de las dádivas recibidas; otras, se enaltecen en oro, que se han ido arrancado de cada una de las partes de los humanos que las han debido entregar para su subsistencia.

  No pedir perdón, se cree con derecho a proclamarlo, quien fue desleal con un pueblo, que siendo consciente de los engaños recibidos, sigue hipnotizado, habiendo apagado parte de su dignidad intelectual, en brotes con los continúa su alimento político en una sociedad a la que ha compartibilizado, para vivir su parte de felicidad. 

Siempre mirará con más desdén al empobrecido, que al encanallado que hace carrrera con su codicia y el desprecio por el apagón moral de sus súbditos

Una mente satisfecha

Satisfied mind es una bonita canción que ayer tuve la suerte de descubrir, cuando durante un rato le dí la oportunidad a Jhonny Cash de ocupar el espacio de Bob Dylan. Desde luego, no es porque un  sometido fanzine pusiera a la luz, una pretendida zona óscura de este último ¡Qué raro es que disfruten y ganen clientes mostrando esos espacios de cantantes, escritores, actores quienes tienen unas fuentes de financiación de su sucesión de hojas que en muchas de sus tintas derramadas, se aleja, incluso, de la decencia. 

  ¿Pero donde empieza la indecencia?

   En las empresas que son las grandes beneficiadas de partidos dirigidos por seres a las que derraman beneficios y corruptelas con la esperanza que lo derramado por la cabeza, llegué bien filtrado y disminuido, a los pies de un pais, que son las personas que caminan. 

   Llevan años, siglos, sabiendo que eso no pasa a sí, que se queda en la barriga, pero no les importa porque son las suyas. A veces, de ese sudor seboso, caen gotas que algunos feligreses parece que entienden que son para su felicidad.

   Pudiera estar la indecencia en los periódicos que reciben ese excedente recibido por las empresas en grandes obras faraónicas o no, públicas casi siempre, "eternas ubres del capitalismo", que les anima a dejar de ejercer una bella profesión como la periodística, para pasar convertirse en una maquinaria propagandista de las excelencias de esos, sus "madames". Era gracioso como un periódico recogía las palabras de una empresaria que ponía en su familia la autoría del descubrimiento de unas cuevas, en este caso "las de Altamira" y otro que ponía en contexto que había sido un pastor y su hija la que lo habían hecho. ¡Qué raro que tanto trabajador admire la mentira de la primera, que luego explotó ese suceso y le entregue su intelectualidad!

  Sigo con la pregunta del párrafo de arriba

  ¿Está la indecencia en los políticos?

   Prometen que sus acciones irán dirigidas a ayudar a una sociedad. Demasiados miembros de esta, identifican la repetición extenuante, admirativa de esas palabras como el mantra de una salvación mágica, aunque descubren que en el día a día, nada de eso tiene que ver con su factura de la luz, ni con la resolución de un problema constitucional que es tener derecho a una vivienda, ni con un futuro que no esté sometida a la empresa privada, su patrocinadora

¡Qué raro es que una gran parte de ese electorado crea las palabras políticas de un país en vías de ser ocupado por huestes de desalmados y no se den cuenta de la incapacidad para que estos políticos cumplan el mandato constitucional, su otro mantra hueco, de satisfacer las necesidades habitacionales.

    Un cáncer en la sociedad, por ejemplo Madrid, y en los partidos que dicen atender al obrero, es que en sus estructuras se introduzcan bocazas, mercaderes sin escrúpulos que lo que hacen es ir trepando para, al final, descubrirse que eran servidores de nuestros primeros posibles acusados. 

¿Cómo puede llevar ese psoe madrileño estar colonizado por un A.M Carmona que durante años ha parecido un vendedor de humo y ahora, tras su último número de magía, se ha desvanecido por él, transmutado en un directivo de una empresa que con sus actos coordinados con otras, sueña con desequilibrar el funcionamiento de un país? 

   Por último, ¿Soy parte de esa indecencia?

 Un día, como cantaba Jhonny, descubres que es más bello, tener una mente satisfecha entre los andares dubitativos que ama las miradas que escrutan, los actos que visualizan a los migrantes y las palabras con las que te exploras por si salen atropelladas, para tener que ser pisoteadas, pero cuando compruebas que son leídas, poco pero este pasado mes de Septiembre por una media de 23 personas diarias, se te ilumina la cara con una sonrisa porque lo que parecía un desierto, cuando fluyen te mecen arrullando cada poro de tu piel, aunque en algunos casos, estes casi seguro que busca el marcarte y controlarte por siervos

viernes, octubre 01, 2021

Mis personajes

 Si hubiera escrito a todos mis personajes, con una dedicación de premio, modelándolos con una precisión de artista de stop motion y una descripciones de cirujano de Flaubert, quizás en un momento de mi vida, creería que soy dios, y que el resultado de mis creados son la consumación de la perfección que anida en mí. 

  El obrero que ahora sale de su casa para remodelar una casa, encontrando los puntos débiles de ella, protegiéndolos y dándola una nueva seguridad, también se sentirá único por saber rehacer lo que alguien, en su día, concibió como lugar para la pervivencia posterior.

  No sé si esos creadores, de sus imaginarios o de la palpable algun día podrían coincidir compartiendo tronos, lo que si es más fácil es que los mundos de tanta gente no está hecho desde el supremacismo de unos, menos cuando estos, su efervescencia se disiparon en vasos de agua de la transparencia

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y