jueves, julio 01, 2021

La reguera

 Al final, no ha servido para llevar el agua. He ido estudiando el terreno, como Jhon Rham, las caídas, las subidas, el grado de inclinación y todo lo que podria molestar a un camino que necesita ser visitado por tanta agua, como sol hace.

 Lo mismo mañana, el agua toma el derrotero necesario para demostrarme que existen muchas horas para aprender y muchas tranquilidades para saber cuales son las prioridades y abandonar esfuerzos que se ahogan en la sequedad de llegar al mismo sitio, sin haberte visto en tus debilidades como puede ser el correr. 

  Recuerdo la voz autoritaria de alguien que invitaba a llevar a la mayor gran superficie de venta al alumnado. Simplemente, quise recordar que a su antecesora, con todo mi cariño, le había indicado que si ibamos a ese espacio, también tenía el derecho para explicarles que los negocios que había dentro se aprovechaba de condiciones inhumanas en otros paises para producir vestidos o aparatos tan baratos que hasta nosotros, como decía aquel miserable rico en un bar elitista de nuestra ciudad, también podíamos consumir dentro, al fin y al cabo, el dinero les vuelve seres orgamiscos permanentes.

 Me rebelé contra la malinterpretación de falta de respeto a mi antigua compañera, pero me callé ante el grito energuménico, me da rabia lo primero, indiferencia lo segundo.

  Ahora vuelve a pasar, un banco, esa misma superficie de venta y una especuladora eléctrica, se metera a poner vacunas. 

   Llevarnos, sin posibilidad de rebelarnos, como corderos a la sala de despiece por esa reguera impuesta, donde no podemos decirles que no especulen ni con la luz, ni con la salud laboral de sus trabajadores, ni con los dineros que se escapan para paraisos, sin tierra sobre la que pueda vivir con dignidad muchos de los seres con los que compartimos miradas, se hace duro.

   Me preguntaba, hoy, mi compañera de English fatigas como había ido la construcción de mi reguera; pues con muchos sudores; en la reguera de control de la sociedad, han trabajado para colocar a los suyos, desde una dictadura hasta una desvergonzada toma de la democracia.

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Siameses y mercader

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