A algunos les hace gracia que para parecer neutrales dicen que las noticias sobre nuestro país las escuchan en los medios rusos.
A mi, sin embargo, me produce desazón. Por las apariencias, mato, como diría el viento. Así que he cogido una paellera y hay me tienes, haciendo una ensaladilla. Siempre la había hecho más fácil; pero claro, no vaya a coger un hervor especial.
De todas las maneras, las patatas las he hecho aparte.
Sabía decisión. Me he vuelto, para ver quién me había sacado de mi caos. No he visto a nadie y me he levantado para mirar a mi alrededor. Nada, ni nadie. Cuando volvía al fuego; he reparado en mi paellera. Un escalofrío ha recorrido mi gemelo. He entendido, no quería ni correr, ni darla una patada.
Y si, me he preguntado, estuviéramos en el horario de cocina de la programación rusa
De repente, me he puesto a freír los pimientos y los guisantes. Los huevos, los he perdido; ¡joder que no es una antena!, me he tenido que decir a mi, mientras cogí el asa y lo trataba de girar, para cambiar de frecuencia y no poder ser espiado. Todo se me ha caído. Tan a tiempo, mi mujer, desde la otra habitación, me ha preguntado si no me apetecía una paella.
No sé si la objetividad de los medios rusos es tan grande. Yo, he cambiado de opinión y le he dicho:
Sí cariño, pero la tomamos fuera
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