Viajes, muchos viajes; con el invitado, con flashback, con el precio del perdón. Viajes de imágenes, encuentros con los seres que nos hicieron soñar, que nos llevaron junto con el poeta Halley a poder describir una mañana en besos, o un anochecer donde la mama se había ido.
Cine, pantallas en lo que fue un salón y que igual recibe a Desmond Tutu, como a Willy Veleta, el señor infatigable de esta España que recorrer nuestra piel para buscar en ella maestros que abrían ventanas, vecinos que repartían cartillas, conciencia social para que levantarán las vista de la sumisión, ejercida con violencia.
Reparar el corazón del niño que bebió la violencia, en un caliz que le fue entregado durante años, para recordarle que con ella podría sobrevivir en lo físico, y eso le haría temible. Nunca le aclararon que su mente yaceria en una cama con punzones de las miradas que apagó.
Seres que se sumaron al aquelarre, sólo separados por una sábana imperceptible al mundo de las niñas y niños que tuvieron que crecer con sus hilos que se iban enmarañando en sus pasos acortados, sus bocas selladas, y su respiración, obtenida, a veces, de los últimos suspiros que te alejaban, por unos instantes, de los acantilados que te habían preparado para desaparecerte.
Lanzan zombies, regados en prebendas, e inmunizados de una realidad que les delata. Les dicen que proclamen el olvido. Ellos que inflan y inflan dolores comunes que se los apropian, incluso para comerciar.
La madre de la joven sudafricana; la hoy abuela, que fue la niña que no tuvo la mano que la sacará de aquella fuente, que le pareció un océano, y del que a duras penas salió. Ellas y ellos que quieren sentir la fortaleza de sus madres, padres, tias, abuelas, hermanos que llenaron de honestidad y dignidad su compromiso con ellas, con la sociedad
Comprender, una vez más, pero tan próxima con la película "el precio del perdón", "forgiven", la necesidad de ese saber donde están quienes eran lo más inmenso que se puede ser: un ser humano.
Y Willy Veleta, les acompaña en ese encuentro y le queremos como a ellas.
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