sábado, julio 03, 2021

Premura

Aparece la derrota y sientes la necesidad de dar bocanadas de tus actos para que todo se vaya apaciguando. Pasaron días, muchos, y los caminos tenían tantos cruces que era fácil que en alguno de ellos tomaras el equivocado. 

  Siempre se fue de insistir, de apurar hasta el instante donde la gota, la última, era la de la extenuación extrema, que ya te llevaba a un tobogán, que siempre serían de caídas, más o menos, aparatosas. 

  Un huerto, grande, inconmesurable para los conocimientos tenidos y adquiridos, reclamaba cuatro días de cabalgarlo para encontrar algun rescoldo sobre el que poder encontrar ese punto de apoyo, desde el cual nos atreveremos a mover el mundo.

    No fue el primer día, el domingo 27 de Junio, el mejor día para encontrar ese espacio. El agua, en Sótoca, si que parece invitar para cantar que es fuente de vida; en mi caso, en esas fatídicas horas parecian caballos de Troya, con orcos dentro, que se carcajeaban cuando iban observando como mis exhibiciones de fuerza iban siendo ahogadas por plásticos que encarnaban a los personajes más diabólicos de las tardes con desesperanzas. Todo hizo su efecto; incluso estar cinco horas derramado sobre el sofá.

  La prudencia, invitó a estar tres días alejado, de aquel antro, que si no era de perversión por lo menos si lo era de minado de una posible autoestima.

  Desde el miercóles, como nos decimos un nuestro islote semanal de inglés; en un increscendo, hemos podido visitar aquel lugar al que le hemos desvestido de la premura para que en una insistencia, diaría pueda ofrecernos momentos de luz. 

  Había acantilados con piedras de suelo de bañera; hilaban las aguas que te dan lo que tu les has sembrado cuando las has encauzado, sin mirarlas a los ojos. Cegaban los ojos, tierras desposeidas de sus líneas lógicas que se convertían en paredones sobre los que reciben los disparos del cansacio extremo. 

  Hoy, con la falsa promesa que será el último, de arrojarse a un torrente de delirios bajo un sol  que parece no encontrar ni la atmósfera, como oposición, para posar uno de sus rayos y decirte: "Te quiero, hasta exprimirte". Rehice surcos, anillé, no murciélagos, que siempre volaron entre mis repeluses, sino calabacines, melones y sandias que parecían clamar por ese tiempo pausado de atención continúa, sin la "mula" que abrevía, pero en demasiados casos, también acorta, incluso las hojas de sus raices y de ahí, a la muerte por secesión.

  No sé que será mañana, por el domingo, 03-07, el día en el que la fruta, el agua, formen en su pausada ingesta parte del paisaje que iré pintando con mi mirada, mixtada con efluvios de plácidez que te devuelve la generosa la naturaleza.

  Darle al agua, amor con conocimiento en su uso, para que te "Return" (filmin.es) barcos en el que surcar nuestros mundos sin "estar al borde de un ataque de compras", Brenda Chavez

  


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