lunes, julio 13, 2020

Hola churry

Si mi rey, como no iba a pensar que por aquella noche loca, me llamarías compi yogui. Luego un día cuando en plena carrera, por esos campos de dios, me dijiste "merde", yo que muchas veces, había necesitado parar tras algun arbusto, tras algun pino, me dije somos la una para el otro, o más. Como no quererte.

Un día, dudaste de mi, porque en medio de una ciudad, abdiqué de mi compostura y te pregunté por un lugar digno; tu me hablaste de algunos paraisos fiscales; yo te matice: ¡perdona cariño! fecales, eso es lo que necesito ahora, por lo que lo más discreta posible tuve que mimetizarme en un arbusto ciudadano. Sé que no me lo perdonaste, ni tú, ni la reina con la que sólo aparecías, pero no estabas.

Sé que ahora, andas agobiado; ¡qué me vas a decir!. Fíjate que tenemos a chupones y correveydiles pero parece ser que algunos no tienen conciencia de la vacualidad de la vida, a la cual no respetamos y nos sacan todas nuestras "mierdas", no aquellas tan escatológicas que te desagradaron, sino nuestras "gracias", así las deberían llamar los mal educado, con las que nos diferenciamos de ellos, nuestros esclavos admiradores, siempre paganos

Mira, que la chusma, esa que tan bién describiste como que no son nada, se hunde ellas solas en sus luchas intestinas, nunca dijirieron bien sus comidas tan iguales, pero tan matizadas por sus condimentos de matices menores, pero ya debe ser tan clara nuestra chuleria que hasta reaccionan los nuestros, los paniaguados que son felices porque nuestras migajas son de oro, y sus infamias adyectivas y les cuesta tapar todas nuestras inmundicias, ¿qué será de nosotros si ya no encontramos iglesias donde llorar y estadios dónde saltar?

Ay mi compi churry, ¿Por qué no habitaremos castillos nebulosos para que la plebe "merde" se peleen por nosotros, inalcanzables objetos del deseo?

Llevábamos también que se les concediera un minuto de gloria con nuestra misericordiosa presencia que les investía de dignidad, que ahora parece que son nuestros 57 años, los que se han hecho un bochorno "de gloria" que molestamos a otros.

Merde, merde, merde, ahí que sófoco

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