Reflexión en eldiario.es de Rosa María Artal
Lo explica en su artículo Rosa María, mucho mejor que yo. Se te agolpan en la cabeza una serie de razonamientos que te son arrojadas de forma cotidiana por algún interlocutor. Un partido, casi el tercero o cuarto en estos momentos en la sociedad es tratado como si fuera el origen de unos problemas con los que se está conviviendo:
- Trabajadores precarizados que viven bajo una reforma laboral de una ministra, que sólo había trabajado dentro de un partido que la aupó a ese puesto y que ahora al comienzo de la pandemia, fue acogida por la patronal.
- Sociedad a la que hacen preocuparse por el miedo a ser asaltada su casa, pero que han permitido que los empresarios ganan 3 veces, en un piso, casa, chalet que otro en la misma situación en cualquier país europeo. Los bancos beneficiados viven tan felices. Un grupo de trabajador, cada vez mayor, vive esa situación en un carrusel de emociones. Recuerda el bandolerismo la SAREB, creo un banco para perder aún más, y consolidar una situación de injusticia.
- Al hilo de esto, ni la toma de banca privada de grandes conjuntos de edificios y de la iglesia, de inmenso número de inmatriculaciones; en muchos casos sin pagar IBIs y otras obligaciones hacía el Estado no son analizadas.
- Asustarse de la compra de una casa, por parte de una pareja, de alto nivel de preparación y con una exposición pública, criminalizada, en contra de una saga de comisionistas que se les dio el titulo de reinado. Debajo de esa aceptación, existe una admisión de las corrupciones menores. La no comprensión de esto queda visualizada en la imagen que aparece en "El Padrino" o "El golpe".
- Unos pagos de impuestos siete u ocho puntos por debajo de los países de nuestro entorno y con la admisión en las elecciones de esa situación votando a partidos que buscan que a esos menores ingresos, se le vaya dando una privatización que deja a la población media, en medio de unos gastos que poco a poco podrán ser inasumibles. Es paradójico el dominio de la imagen por encima de las necesidades individuales de las personas.
Es mejor leer a Rosa María, porque profundiza, si no en cantidad de palabras, si en el acierto de ella, desde una visión profesional y aceptada con su literatura.
Leía ayer el capítulo en donde el fascista Balbo, consigo que un ejército de empobrecidas personas, toma Ferrara, consiguiendo cambiar decisiones de Estado. Uno de los pasos fundamentales, en 1922, para ir corroyendo la fortaleza de un estado democrático, por lo menos en número de partidos. Victoria de los pistoleros que en aquellos momentos ya se habían puesto al servicio de los patronos. En aquellos momentos con violencia física, que Mussolini, poco a poco fue transmutando en una toma del poder policial (¿por qué cuando sirven al patrono, se creen que sirven a un Estado, cuando la mayoría del Estado, son como ellos en otras funciones?) o con una violencia periodística que en estos momentos de la historia se han sublimado (la mentira es una agresión en lo que se ha llamado el cuarto poder, ejercida sobre su lector que mal interpreta la realidad).
Leer a Rosa María Artal y aprender con la concisión a seccionar lo que se pretende visualizar, un reto para un verano
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