Si me diera por organizar los listados de lo que se ha ido fabricando en Pochi de Laura o en Dulce Armonía de voces, podría llegar a dos días insomnes.
Cuando miro hacía aquel lugar y lo verbalizo no puedo comprender que relación hay entre una creencia en un orden y la perdida de consciencia de la realidad.
Si alguien les mira, todo bien; lógica si alguien hace algo será esa persona la responsable. Pensándolo bien, un sicario asesina a alguien, por supuesto por una orden demostrada de tal o cual capo o capa, que aunque parezca una tela, también puede ser la dueña de todo un entramado para matar.
Al pringado lo van a detener, si o también y en tiempos oscuros, incluso el mismo dueño lo va a asesinar para tapar evidencias.
El dueño, sobrado de su consciencia de control de la sociedad, ha publicado la orden que le dio al pringado, pero siempre podrá decir se lo dije, pero ¡hombre! como va a suponer que lo iba a hacer.
Aparece un recibo del poderoso, en una fotografía donde le da un cheque al, ahora ya, asesinado por valor de veinte mil eurazos, que el pobre no ha tenido la oportunidad de ver hasta que no se decidio a hacerse asesino por encargo. Podrá decir el jefazo, hombre, hombre, la broma hay que seguirla hasta un punto. Ahí, se tiene que parar
El mismo ordenante con su coche le lleva hasta el lugar del crimen. Le da dos palmaditas y le señala a la víctima. Se ha rodado para un próximo biopic de la Capa, que aquí, ya merece mayúsculas, por su potorro y deshinibición. Bueno, bueno, ahora ya enjuiciada les mira al pobre jurado o juez y continúa "vaya, vaya, vaya" con que vosotros por aquí. Ya nos vimos en mi finca, bien que os fue
Aquí, ya, estos dicen, ¡joder justicia, justicia! con una mujer que no ha disparado pero ha hecho todo lo demás, lo mismo el pobre infeliz ya ingreso el dinero a la familia y a esta Capa, pues que hago un sayo con la inmensidad de su silicona.
Así, que como se va a meter uno con unos felices cumplidores del rol que les ha dado la sociedad, trabajar y desplazarse para obtener dinero, ser feliz con el futuro de sus vástagos y obviar que quien hizo la obra del Metro, saltándose todo protócolo de seguridad a la torera, fue la empresa que la dona a su Capa y sayo y que la culpa es de los pobres pringados que piden lo que otros quieren.
¡No ves! esa pareja tan feliz y por arte de birloque y pirro, que no debe ser, pero es lo que viene, la culpa no es de quienes se han llenado los bolsillos, han salido con sus cámaras de Libertad apuntándola en su ropaje de camuflaje, sino de ti mismo por pedir algo a un Arturo Ui, que un mafioso es mafioso ahora y con Brecht.
Y comieron perdices, vieron crecer a sus hijos-as en su ceguera, pero crédulos y cumplían, aunque destruyeran su misma creencia a base de retortijones, pero la realidad es lo que tiene se viste y según sobre por aquí, o por allí, la llevas al modisto y te la deja apañada.
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