Telita con Javier Gállego, Violeta Muñozy su nuestro carnecruda con su podcast sobre los perdedores de la guerra, migrantes por los actos de violencia de los "ganadores" que vaya por los susodicho dios, siempre le tienen de su parte. Aún cuando cierran las fronteras para asesinar mejor que ya me dirás que tiene que ver el dios del amor, con la ira de sus ¿enviados? Que seguro se lo preguntas a esta divinidad, mirando al cielo, por la costumbre, y te dice: a mi no me metas en los lios de esos mamarrachos.
¿Problema? Qué ponen de hechicero a uno como el de las armas. Igual de asesino y ansioso de sangre
Si no en Figueras; en Guadalajara, aún siendo manco de brazo y pleno de odio, un cura remataba y enviaba al enemigo a los infiernos, decía; para que le fuera haciendo un hueco, se imagina uno.
A Manel, le reencuentra, su prometida, al final feliz, este Javier, se nos hace de Hollywood; pasados, unos y otras, penalidades varias. Han sido cuatro capítulos dolorosos, con mundos semejantes, paralelos, el final de la guerra civil española provocada por mercenarios traidores que ejecutaron un golpe yel genocidio en Gaza.
Detrás las armas de quienes toman la libertad para disparar a quemarropa contra el diferente; nada metafórico, a la bala, la nombran señorita libertad y a las bombas arrojadas a la desbandá y las irrigadas a los campos de refugiados dentro de Palestina, la diosa Libertad, que para eso mata más, un plus vamos.
Lo chulo o dantesco es que te ponen jóvenes a cantar, o familias a cenar en un anuncio de Navidad, todos blanquitos con un portal al lado y una bota de cuero, como sus látigos, sobre el trabajo esclavo que les ha conseguido o una madera noble o una perla, eso sí limpia de sangre para venderla al mejor postor, eso si, iempre ajeno a las ejecuciones o sumisiones que se lo procurarán. Son así de puros.
Dividirse las familias para que alguien sobreviva o quitarles esa angustia al sobreviviente, esa era la única y trágica capacidad de elección de los vencidos. No podemos negar una cierta consideración o sadismo aunque las palabras les asusta un poco y les costriñe en su libertad. Tampoco vamos a tirar de estereotipos a quien te nombra la libertad.
Tener un aluvión de posesiones, a partir de las concesiones a una aseguradora, libertad.
Elegir sanidad publica para atenderte a dos años vista, o la privada, de pulcros engaños, la de la beneficencia del párrafo de arriba, un derroche de libertad.
Escucha a los ninfos, arrullarte con sus voces como sirenas que te invita al mayor de los abandonos en mitad de las tormentas, momentos en los que te presentan tu certificado de defunción a cobrar por la belleza, pero no la que decía Ramón Trecet sino la de estos pordioseros, cobradores del frac que es como te quedas en la derrota.
Tantas semejanzas en las migraciones forzadas, tanto pánico por ir al vacío que es cuando sales de tu lugar de confort pero desnudo de medios y posibilidades.
Salir de tu casa y meterte en un campo. No el de las miles de hectáreas de un especulador, ni la de los campos de sueños; son los campos de concentración. La perspectiva de la joven de Barcelona, de la madre, arrancada de sus hijos, no muy lejos de Belén.
Ay, Els Manel, adormece con tu voz,en el día de los discursos huecos y los portales asaltados por tanto latrocinio votado desde las ensoñaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario