Los libros, dolientes. Héctor, goteando de amor
Robe, un manantial desbordado a amar
Desprenderte de películas,
Camus, y ser un macarra
Aún no sabes si por payaso o estar sin pulso
Esconderte en Brocano y el de Pla
dejar pasar al personaje Wyoming;
jamás su caliscopica persona.
Trozos de hiel en cada bondadosa taza
Donde mezclar ceguera y dios
Textos de sátrapas, con colores de traiciones
No fue tu puta crema robada
nos regalaste vídeo, seguridad para silencios
¡Nunca pidas ni cordura ni stop a los ladrones!
Podemos encerrar a una traidora por ti, sin tu ser Viriato
Incluso, darte pienso televisivo cuando te hemos echado y comprendiste;
Nos cuesta un anuncio campofrio, melífluo; taimada equidistancia
Pero
¡Pedir responsabilidad a los asaltadores de lo público!
¿Estás loca?
Ya no, ¿ves El Padrino?, una noñada.
Nuestra día a dia, el nuevo dios
graduacción de psicópatas,
Ahitos de superar olas de impudicia
que te lleva al desprecio del limite siguiente,
donde andan metidos
desde el urdidor más canalla
por acomplejado y su coartada
delirios de sueños de un Cid,
un mercenario al mejor postor
este, de ahira al ego, aquel dinero;
hasta el más estúpido,
acodado en una barra, su único refugio veraz.
Cuando incluso te han echado de tu tierra
y vives la desmesura oscura del universo
de palabras soltados como en una diarrea
que no te mancha a tí, apostadora segura a ganador
sino a quien se te pringa, por creerte libre y ¡jajaja!
rompedora dice tu asalariado medium
No hay comentarios:
Publicar un comentario