jueves, agosto 14, 2025

Voy a escribir unas letras

  De bestia tengo todo, sobre todo, el como me lo paso. 

    ¿El truco?, parece intuyo, os gustaría saberlo.

   Nada, les escribo cuatro letras; en ellas, meto al rey, este feliz que  le nombre, en su preocupación, ¡para algo no se le puede pedir!. Echo la culpa al otro, ¿el otro? ¡¡¡¡malísimo!!!! no está, se le pone en una foto de hace diez años, con bañador de entonces, para crédulos de siempre. 

  A estos les da igual todo; te ponen una imagen de un obispo, con el matarife de Badajoz, general Yagüe y todos levantando el brazo, y lo achacan a que salían de un after y pedían un taxi, que parecido, lo piden también en algunas manifestaciones de israelíes, o algunos de sus corredores, que serán por las prisas pero te hacen también la señal de rajarte el cuello, que ya vez tú, paras a la primera. Nadie se arriesga porque esto, el cuello, me refiero, no se pega así porque sí. 

Bueno, que me desvío; ya todo redactado a quien se lo das a leer, pues al más vil de todos ellos, a un mercader mediático que parece hablar de forma pausada que vas comprendiendo que no sólo lo hacen los sabios, sino los psicópatas también; 

   ¿Características del legeyuelo? 

   Mira, si te la pueden servir con la tez plateada. No veas lo que adorna, una barbaridad

    ¿la tez plateada?

     Si, chico, un montón; da como sabiduría adquirida, como si en el fin del mundo, este se pudiera tirar un pedo y entonces este, el mundo, el planeta y los zumbaos que viven apartados manipulando todo, dijeran: ¡joder que olor! y lo retrasará

      ¿El qué? al final has tenido que meter lo del retraso.

       ¡No, hombre! chiquillo, se refiere a perder la liga y todo lo demás, el mejor equipo del mundo. ¿Existe algo mayor que pueda hacer que una televisión de fanáticos se calle y salga por peteneras? 

      Pues eso, ya no existe el mundo, actual y te ponen imágenes del mundo de ayer, pero no la belleza del libro de Stefan Zweig, sino de victorias del equipo, eso sí seleccionado todo.

     Y así, si  ya se obtiene otra mayoría que apabulla

      ¡Hala bruto! ¿No será tan fácil? 

       ¡Uy chico, no lo sabes tu bien! 

        A los jóvenes, les ponen a los más parlanchines; de esos que en una hora pueden no haber dicho algo con una cierta coherencia. ¡Cómo van a escuchar a Irene Zugasti o Laura Arroyo u otros que te van a dar datos para la reflexión!. Ellos dan los culpables y la solución final; echarse en brazos de sus peroratas cabrea, pero hasta que tienes que ir a golpear cualquier cosa, que alivia y más si tienes una víctima propiciatoria. 

        Y a los otros, unas fotos de un bronceado envidiable, unos arreglos faciales necesarios y el diablo, siempre este que te va a comer; perdón que te dicen que lo va a hacer, porque ¡joder que lejos!, ¡con lo que he vivido yo!; nunca vas a pensar, ese Montoro; si ese, Cristóbal, ese nos chuleo con más impuesto, se los quitó  a los ricos, o les perdonó los que debieran haber pagado al estado. Pero ¡qué leches! en su desvergüenza el estado era él. Sonrisa sardónica, por la estricnina social que llevaba y la maldad psicológica que suponía

   Para remate, por la impunidad que tenía en todos sus desaguisados. Tomo leyes para que favorecieran a unos pocos, que es perjudicar a la mayoría, pero eso si, sólo son ciudadanos, nada que temer.

        Esto último, no te va a dar por pensar; te recuerdan cuatro cosas próximas que ocurrieron. Te las satanizan, por supuesto, sin contexto, sólo con las máximas bilis que puedas concebir y ya te tienen convencidos para que concedas la puntilla, a quienes te la van a dar a tí. 

        ¡Que mira que tienes a Milei! que recibió votos de quienes ahora son enviados al más profundo desamparo. Pues chico, tu convencido, que aquí, a tí, eso no te va a pasar, aunque veas que el fuego esté en la puerta de tu chalet y los bomberos habían parado hacer un rato, allí, para recibir un bocadillito que tu piensas, "no se lo doy ni a mi perro". No pasada nada, aún así, aparece la desvergonzada imagen de un político en mocasines y con una manguera erecta y tú vas y esa la coges 'disfrutón", y le votas

         Y entonces, este mequetrefe termina diciendo lo que al principio:

            ¡Como me lo paso! y como les guio hacía el siguiente incendio, en el que seguro, también tendré algo que ver. 

            Me da igual, a mi los pecados de omisión, se los cargo al otro

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