viernes, agosto 15, 2025

Tela, el espejo

 A mí, con diferencia, lo que más me gusta es cuando me anuncian que voy a salir en la tele. Bueno, bueno, bueno, montón un escándalo que da título hasta este post, la tela.

  Me voy al armario, que dada mi situación, me han preparado llena de ¡uff chico camisas maravillosas, de seda, de corte inglés. Los zapatos, como un guante, se ponen y se adaptan a mis doloridos pies. Una maravillosa, ¡qué te voy a decir Concha! me encantant.

  Lo de los pantalones ya es el colmo ¡qué telas! que porte, junto con el moreno que me han puesto al tenerme debajo de un foco, la intimirata de tiempo, es lo que mas adorna mi cuerpo griego. Bueno y los diez kilos, que tanto me han costado quitar y que ya, como último remedio, dadas mis ganas, dijeron que me los quitarían a hostias.

   Desde fuera, que te afirmen que te los iban a quitar de esa manera, ¡a hostias!,  parece y es que queda un poco feo; pero chico, yo me he hecho a la idea de llegar a dios y a mis asesores, ¡los mejores!, sin duda y comprados por las compañías que me patrocinan, les pareció la mejor de las ideas. No se podía hacer de otra manera, ni con operaciones ni con otros tipo de trampas que a la larga deja por el lado contrario o más débil, otra cicatriz que solucionarlo te llevará a otra doblez.

    Así estaba en una de mis multiples propiedades. Lo mejor chico, tienes una, un poco apañadita , y enseguida te crucifican, ¡qué si no es eso lo que predicas!, ¡qué elitista o casta!. Con diez, todo el mundo se calla.

    Cuando me han cogido, a toda leche, en nuestro coche oficioso, en realidad no soy nada, tenía una gamba en la boca y no me ha dado tiempo a terminar de chupar la cabeza. María me estaba diciendo ¡qué vulgar eres!, pero a mi, siempre me ha gustado chuparla; hace tiempo, desde un yate; ahora, con los años, en tierra firme, que parece más seguro, aunque a mi estos viajes, me desquician.

     Mi playa estaba desierta, pero claro, ya les he dicho, ¡lo que me pidáis!

     Durante el trayecto me han ido diciendo las ideas fuerzas que tenía que remarcar delante de los micrófonos. ¡Que gracia siempre veo a los que yo subvencionaba en esta tierra!. ¡Cuánta fidelidad!; bueno si "¡cuánto servilismo! y eso que vende glamour "real".

   ¡Lo tengo chupao!, como las cabezas o a la María, no la droga.

    Primero seguridad, no pero no la mía, ¡qué la llevó a raudales y luego, además, es uno de los multiples negocio de Maria, no confundir con la droga, repito, por favor. 

     Esas cosas del cinismo no sé por que me lo piden tanto, si ya he dado muestras de ser el mejor y el más cafre, incluso, cuando hace falta, bueno en esos instantes soy "excelente".

     La tela, como decía, me crea un escenarios de los más bucólicos, o de los más fascinantes. Yo, en la cara, también me tengo que poner una de esas telas que se han hecho en los escenarios más infames del mundo pero que a mi me hacen aparecer como el proyecto de un presidente sin parangón.

     Cuando llegamos, al lugar, mi equipo se lleva por delante todo, y cuando digo todo, si se pone por delante un dumper, pues mala suerte. No es su espacio. El mío es todo, o eso me han dicho los amos, que no tengo límite.

      El problema, hoy, ha sido gordo, mucho, exagerado; pues no van los pobretones y cabrones y me ofrecen el lugar donde se tienen que cambiar ellos. El caso es que me ha mosqueado un poco, pero chico, estaba apretado. 

       He entrado y ahí sitios donde no deben entrar ni los asesores más íntimos. 

        Terminado, me he lavado las manos y me ha dado por mirar en ese espejo. Los de casa, y donde voy, los tengo amaestrados pero este, este, joder

     ¡Qué hasta me ha dicho miserable! ¡MISERABLE!; he dado rienda suelta a mis instintos, le he dado un cabezazo; ni así ha dejado de repetirlo, el putisimo espejo. Además con ritmo

 Judas el ¡MISERABLE!

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