viernes, octubre 11, 2024

Viaje al sur

 En ese fornido bíceps, al que le es casi imposible tener una conexión con las posibles neuronas que aniden en el cerebro de su tenedor. 

  Si le vemos, muy por el contrario, su capacidad para tomar caminos más fáciles; al corazón que siempre se llena del líquido de lo visto. 

  En ocasiones, acompañado de ese sentido, lo rodea y acude donde dicen que anida la testosterona. Allí, ante estímulos auditivos de sus guías, recordemos que el cerebro estaba en stand by, empieza a sentir una hinchazón, suele ser testicular, que a falta de un lugar más privado, le suele llevar a una profunda erección, a la que sólo sacia cuando ve al enemigo señalado. 

  Entonces, con un sonido gutural, para orientar al lector, con raíces gorilescas, rompe todos los lazos con la pulcritud y todas las gotas de fuerza, contenidas en ese mapa, cuadriplicado con material inerte, pesas, sale en una eyaculación precoz que busca caras, troncos, brazos o cualquier parte, del indicado como enemigo, para crear en ese ser, que le han marcado como despreciable, un mapa de los logros conseguidos con su dedicación a ser amaestrado por quienes tiene fines muy diferentes a los suyos.

  Grita, espeluznante sonido, reivindicándose como autónomo; es verdad que en su peregrinaje al Norte, cerebral, reconoce, encontró tantas dificultades que desistió; pero se reivindica como de buen corazón, como aquel sátrapa que asesinó a sus hijos, por una reacción de ese músculo batiente.

   Cuando regresa de haber trazado manchas unidas por las líneas de su deriva hacía "el odiado", Siente que ha aliviado su engrosamiento eréctil; recibe el reconocimiento tanto de los que podríamos llamar, iguales en la manada, como del hermano mayor; este muy satisfecho de haber conseguido ese status que le lleva a parar o a acelerar, a un ser humano, al que siempre se le había considerado, como un ser superior de la "creación" o de la "evolución".

   El poseedor del bíceps de mapa analizado, quiere sentarse, descansar, como para desahogar ciertos pantanos que se llenan, y oprimen el cerebro, con los glaciares que se deshielan por ayudar a llegar al músculo, a las neuronas que añoran cierta autonomía. 

    Su mentor no le da tiempo, le alaba y le incita a hacerse foto. Enseña, enseña el bíceps, ¡el más grande miembro!, ¡estate orgulloso!. Necesitamos fotos de tu músculo, sacaremos también todo el cuerpo. Incluso de la cabeza, porque esta te sirve para embestir. Orgullo patrio.

    Ahora, gimnasio, luego proteína, luego escucha, pero no a tí, a los oráculos. El chico, de alguna manera, está muy orgulloso, engreído; añora eso si, como en una pesadilla, el uso del cerebro, ser él, pero no lo puede decir, no le está permitido abominar de esas chácharas que se le lanzan,                                               Si de alguna manera, afirmamos 

                               está hasta el culo, 

                               pero el seguidismo

                                 calma fantasmas

                                    cerebrales

No hay comentarios:

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y