No se puede dejar de reconocer que cuando Karo visita Barcelona, va buscando los espacios descritos por Cristina Morales, en el libro "lectura fácil".
Karo siempre pinta un mundo con brochas de detaches de realidad y colores de empatía. Pugna por encontrar en la ciudad una paleta de sabores, sonidos y trajes con la que gustaría de diseñar su entorno, no muy lejano.
Lo encontrará aunque alrededor vayan creando búnkeres de publicidad recubiertos de artificios, ahora de hierba, por allí de un cierto abandono premeditado, ahí en la otra orilla, paso un río inanimado, una bestia en proteínas que vigila el engaño.
Habla Nieves Congostrina de Guissepe Matteotti; recuerda la importancia de su asesinato para dejar, su país, en las manos de un desalmado. Scuratti en M retrató al infame traidor a una patria. A quien quiso llegar al poder, por encima de la vida de quien se pusiera delante
Relata el hoy, esos seres que perdieron la dignidad y se ofrecieron como garantes del gran capital, para conquistar un poder que les regará, aunque fuera de mierda, si esta tenía forma, color y peso de oro.
Recuerda Nieves cada paso, no del ayer, que sucede alrededor. Aquel rey sonriente que da la mano a quien se sabe un bufón, pero bien pagado, para eliminar del imaginario al padre, para dar futuro a su sol brillante, cuasi perfecto.
¿Cuántos miserables se necesita para construir una dictadura?
Innumerables y contra más abyectos mejor. Esos periodistas, Iñaki que creen hacer periodismo con un manuscrito que bien sabe es corrupto, pero que tira con ello y lo lee; no para la infamia de quien se lo muestra, sino indicarnos cuan hundido está dispuesto a entrar en el lodo que le alimentará con los años.
Lo demostrará siempre; en su última canallada, dejará labrado con cincel y teclas su bajeza moral. Pedirá a Podemos que hubiera denunciado las andanzas de traidor mefistofélico de aquel lejano Lab 2; sabiendo que hace un año, si lo hubiera hecho en pleno proceso electoral, les hubieran tachado de amorales, ventajista.
Con sus poderosos motores, surcan olas, se saben impunes y llevan fardos de medias verdades y protección de los agraciados.
Cada día desde sus cabeceras, inician marchas de lanchas pardas; viven la vida, por la misma razón que es única y la podrán cimentar en lujos, con vigas podridas de traiciones a si mismo.
Darán sermones familiares donde primen las suposiciones y sus excretas ideologías contra los lazos que se debieran fomentar entre humanos, sean cercanos, que ayudan a respetar; sean lejanos que nos unirnos para tejer un mundo en convivencia.
No lo afirma en su post de ayer, Nieves, pero ¡que sería de un copiador si no le diera su propia impronta!; cuan importante es que un periódico extranjero contribuya a dar vida y orgullo a una España real, a una España multicultural, a una España de reales amaneceres de cansancio e insomnio, a una España que empieza a caminar por encima de los soberbios que hablan de ese estado, pero sometidos a sus designios con Cromas donde introducen excelencias a las que arrodillarnos.
El año que en Europa, se reconoce las grandes pequeñas imágenes de un collage que es España; existen esas M o esos F, que construyen grandilocuencias sabiendo aquel, que un rey necesita a quienes están dispuestos a someterse, pero les abre futuro a embestidas; y este, F con panegíricos diarios, vergonzantes en enlatada televisión. Le falla, al último, que en el césped quien deleita, a la vez embiste y en las afueras, que muchos, con su mismo nivel de soberbia no están dispuestos a someterse a sus delirios de faraónicos estadios, con pies de ruido.
Cristina nos habla de una protagonista que ensaya por Moianés; con la cabeza en aquel barrio y con su pequeña cuadrito en un nuevo Can Vies que visibilice la mixtura humana con latidos para su reconocimiento y protección. En una amanecer entre brumoso, desequilibrado y con corazones de plata de Camarón, sentimos que llenamos el orgullo de Comunidad, con los pequeños momentos de felicidad que el fútbol español, ayer, nos los dio a probar.
Ay Nieves, cuantos ariquitao de gotas de perfumes y excrecencias cotidianas, nos forman
y que un día descubriéramos que el valor de palabras de esos filibusteros López, Vallés, es el que menos vale, cuando son de ventajistas, sin responsabilidades en sus mentiras, conscientes y de puñales a traición.
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