Sientes ser seguido como los seres que pudieron salir de su encierro y sobre ellos, llevaron la cámara y el sonido de las pisadas que les controlaban.
Ella no, no puede sentir los pasos, los acompasan con todo lo que les ha provocado.
Pusieron disfraces a sus miedos; por la debilidad que delataban hechos, engendraron odios y cuando estos se habían aposentado sobre todo sus manto mental, empezaron a plantar formas de venganza por lo primero, sus miedos, y con todo el humus que les habían ido trasplantando los periódicos para que con lo segundo, el odio pudieran animalizar a sus enemigos.
A esos, a los que piensan que les estaban amenazando, cuando les matan, cuando los hieren, cuando les mutilan. Entonces, como para exorcizar sus demonios, les ridiculizan, les hacen mofa, con sus disfraces, con sus gestos impostados.
Si han llegado hasta aquí, lo mismo muchos les ponen nombre a esa situación, dice esto está pasando en Israel, con colonos, que tienen miedo, algunos se van enseguida, que odian que se apropian después de las burlas, de los territorios palestinos.
No tan lejos, ayer, la insigne Yolanda, por favor no confundir con la que cantamos los enamoradizos; se aprestaba a lucirse con el mercenario canalla hamletiano periodista, ese que se preguntaba sobre las naderías para engendrar odio.
Como fondo de escenario, una de las caricaturas que alimentaron a cientos de miles de personas normalizadas en su vida diaria, Pablo Iglesias con una pistola en la boca que se ha metido él mismo.
Él tiene sus motivos, el dinero y sus apoyos, empresas que justifican su apoyo a los diferentes proyectos periodísticos en que necesitan visibilidad. El ciclista dopado también busca tener un proyecto de vida.
A este, a Pablo Hasel, les criminalizan; les señalan como looser.
A esos grandes emporios les dan portadas, mejores espacios y halagos infinitos; pagan. A los degenerados periodistas les mantienen proyectos.
A la gente que vieron esa caricatura y otra de una persona que denunciaba los privilegios de los que hemos descrito arriba, les alimentaron para que odiarán lo que les indicaban y tuvieran un miedo por algo que no iba a suceder, por ejemplo, quitarles su vivienda.
Muy curioso que quienes se apropian de cientos de viviendas, son esas grandes empresas, que pueden ser fondos buitres, que patrocinan periódicos que generan odios, miedos, con bolígrafos para dibujar animalizados seres humanos, que denuncian su indecencia moral.
Lo cruel son las risotadas que esa gente, normalizada, realizaban sobre personas que ponían en cuestión los orígenes de sus miedos y odios.
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