viernes, abril 05, 2024

Portera de Chamartin

 Si se hubiera puesto de portera cuando lanzó un zambombazo José Andrés, la andanada, magnificada por los medios, la hubiera puesto en apuros. 

   Muchos andaban por ahí delante, cruzándose, molestándola, aprovechando la coyuntura, sin que el árbitro pitará ni fuera de juego posicional de todos esos arribistas, ni violencia porque alguno de esos medios lanzan palabras como escupitajos; ya que no lo hacen sus amos, lo hacen ellos como buenos mercenarios y perritos falderos.

   Ahora el chutador parece que ha cambiado su visión, le han atado las dos zapatillas entre sí  y cuando ha ido a dar uno de sus enormes y mediáticos pasos, recordando aún su petición de dimisión  se ha dado un gran golpe en la cabeza y cuando ha reflexionado ha llegado a la conclusión que quienes le habían hecho ese nudo eran sus amigos, a los que había defendido, los israelís.

    Ahora no era Ione la que te decía que no se puede asesinar a niños, ni a familias indefensas, que no pueden ser objetivo porque por aquellos lares existen terroristas. 

    Ahora los sietes asesinados, como los otros 33.000 tienen nombres y apellidos y comprendes, tarde, que asesinos puede haber por muchos sitios y eso no te da margen para que bombardees un chalet de Marbella de unos de los ejecutores de una tragedia que supuso cientos de miles de muertos. Ese grado de comprensión que te ha dado el tener que reconocer cada uno, de primero los nombres, luego la persona con su fotografía, luego la familia y la circunstancia de cada una de ellas, incluso de las de dos que dicen que eran antiguos militares ingleses metidos a cocineros. 

    Esa apertura de mente te hace mirar a los arsenales de armas fabricados y vendidos en Estados Unidos. Te vas al CCCBarcelona y en la exposición de Suburbia en uno de los apartados finales, puedes ver diferentes tipos de familia, con todas las armas que poseen exhibidas en el suelo, no tiene uno tantos baldosines en la pequeña nueva habitación. Toda lo anterior expuesto en esa grandérrima exhibición tiene su lógica en ese casi final.

    A aquella parte del continente americano llegaron migrantes blancos que, en la mayoría de los casos, actuaron de forma terrorista sobre la población que estaba asentada allí. Mataron y metieron una enmienda en su constitución porque quien ha asesinado a la población que había establecida, puede tener, a la vez, mala conciencia y la prevención de que le puedan devolvérsela y hacerles lo mismo y por tanto, permiten que los seres se defiendan de forma individual sin que la nueva sociedad que está formando puedan protegerles de su mala conciencia.

    Cuando después de ese golpe clarificador, José Andrés pone las manos en el suelo y le sirve para incorporarse aprecia que ese niño tembloroso y lleno de pánico que está viviendo en una de las calles de Gaza, es aquel niño indio originario establecido en algun lugar de Missouri que ha perdido a sus padres, porque unos nuevos colonos han ejercido la violencia sobre su familia.

  Cuando existen Belarras que dicen que eso no está bien, que la industria de las armas, no pueden ni imponer calendarios, ni imponernos enemigos, desde luego, ella no es mi enemiga y tú, si no estás ejerciendo esa odiosa caridad, con la que se limpian las iglesias y los diferentes estados alimentadores de violencias, la tienes que valorar.

   Y porque no leerás esto y porque, a lo mejor, si no está en otras de sus obligaciones, por las que nos fastidia sin su presencia en las diferentes cenas, este escrito termina de una forma tan abrupta, como inesperada, dirían ellos que no tanto, en mi caso. 

    Cuando nos creáis enemigos para gastar millonadas en putas armas, que matarían mil veces a la humanidad, menos a los dos nuevos Eva y Adán, nos estáis quitando un dinero para crear una sociedad que no se deba a los bancos y a las grandes empresas constructoras, por ejemplo para que la operación Chamartín no sea un proyecto para enriquecer a esos ente y sea crear las condiciones necesarias para destruir la dependencia de una juventud de la vivienda. 

    Eso si que es violencia, aplastar futuros de tus propios ciudadanos y hacerles ver que la esperanza es que de tu riqueza, la de quienes manejan nuestros Estado,  caigan migajas para que al comerlas, les haga aún más ricos a quien las expelen con desprecio. 

   No necesitamos Margaritas disfrazadas de guerreras, ni José Andrés que palien violencias. Necesitamos que en los tantos espacios Chamartin que hay por el mundo, los famosos Estados patrióticos que no les pertenecen ni a los ricos, ni a sus mercenarios de los partidos de la ultraderecha, todas ya; queremos que creemos condiciones para una nueva humanidad, sin que la vivienda sea quien condicione tu forma de vivir. 

   Estas guerras son las que merecen la pena y no son de violencia, son las armas de mirar a los ojos de quienes tenemos al lado. A los intermediarios que nos crean enemigos, que les den

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