Aquella señora lo dijo muy de veras: "nos están fulminando". Ella se llamaba Mónica Oltra; los interpelados sobre nosotros. Quienes nos quedamos anonadados cuando escuchamos a unos jóvenes contar como importante que en diferentes sitios al presidente del gobierno le han abucheado.
Enciendes la hormigonera de generación de gritos y ves la mezcla que les están echando. Desde luego no es cubo en el que hacía masa el otro día el compañero. En la boca gigante chancla, ve que introducen el dinero de gobiernos de comunidades, que se mezclan con medios de desinformación, por medio, meten la zahorra de jueces que tienen la ideología como piedra angular de sus decisiones judiciales; esta gente se queda tranquila porque la doctrinas son mucho de masajear y relajar.
Luego, por supuesto, tienes que tener gente como los jueces de Master Chef españoles. Son como los hierros que están por dentro de esa bocana. Van seccionados sin ningun miramiento. Les importa un pito, que en mitad de esa competitividad exacerbada muestres debilidad. Siempre tienen a un killer que les apoya y a las otras concursantes, pues que para adelante. Los jueces "salvajes" como diría Bolaños, pero no son sus personajes, alegarán que "has quitado el puesto a otra", "nos debemos al circo". En fin, parte de ese sistema caníbal capitalista en el que nos encontramos cómodos.
Uno escucha hoy, en esos podcast que has empezado a consumir por si te pones fuerte, no sabes en qué, y oyes a un comentarista decir que un padre tuvo que cambiar los hábitos de sueños de sus hijos. Te imaginas a un Pedro, por lo que sea, un presidente de gobierno, escuchándolo esta mañana. Ve lo que ha montado, porque sabe que todo es mentira, que quienes alimentan los bulos son los de la masa de hormigón descrita arriba, le meterán varillas del hierro, como a la cúpula de los israelís, estos con su inhumanidad a la que han votado y entregado.
Entonces, sale el Sol, o encienden la luz de estas que nos han puesto en el trabajo. Nos invade la visibilidad y nuestro hombre se ve quitando aquellos setos y mirando a un lado al padre y la madre, consumidos por el salvajismo de fuera y porque no acudieran allí, la coherencia y el apoyo mutuo en el que ellos se han refugiado para apoyar a quienes le votan. Luego el presidente tuerce la cabeza y el gesto al mirar al conglomerado informe que se ha formado con la panoplia de abducidos que vagan por allí. Piensa en Goya y en sus pinturas negras, las cree que permanecían en el Prado pero descubre que como los cuadro de Van Gogh que hoy con la inteligencia artificial reviven; los monstruos que dicen defender una entelequia, desfilan como en una procesión de los horrores.
En esa habitación, hoy solitario, reescucha a Mónica, toma conciencia de los abrazos que le dieron por Europa y aquí en España, los suyos, estos si siempre con los puñales preparados, pero como en el cuento del pajarillo, recuerda
No siempre los Podemos que te echaban alguna cagada, era por tu mal, sino para protegerte del frío que se siente fuera, y quienes te sacaban de ese cenagal y te limpiaban y porque no, también te masajeaban, los Ferreras era quienes te iba a ayudar, sólo te dejaban preparado para que el lobo, pudiera atacarte sin ninguna piedad, pero si con pulcritud, que como vimos, son mucho de eso.
Y ahí, andamos, con las yolis que te siguieron en el olvido de aquellas situaciones injustas, acudiendo en chancletas para que cuando la requieran pueda volverse a poner los zapatos de tacones de punta, eso si, sin ninguna mácula.
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