jueves, abril 18, 2024

El coche que surge

 Espero sirva como plegaria, para ti, coche que has surgido por la derecha.

  Tu conductor a tope, quizás iba a recoger a su niño, todo dulzura. Has salido de un carril de aceleración, va por delante un camión; este tiene que incorporarse al carril derecho, no le pertenece el anterior. Un coche acaba de adelantar por la izquierda y vuelve a su carril.

   Si no es padre, quizás sea un duro directivo de alguna de las cientos de naves que hay en el polígono de Cabanillas. Ha tenido que ser inflexible con los calculadores trabajadores. Se siente único, por eso va a 150 kilómetros, al menos. Es decidido, se lo valoran. 

    Por lo que sea, el conductor de la izquierda, mira a su derecha. Un misil balístico se acerca. Le da tiempo a ver que el camión también empezaba a incorporarse. Pasa, amenazante, asesino, el trozo de hierro, la mente criminal que lo conduce.

     El susto, enorme, el claxon destroza el sol de la tarde. Ese astro enorme que pone el abandono al que nos hemos sometido para la riqueza de unos cuantos. Grita y aprieta, el conductor suelta toda su adrenalina. 

    El descerebrado frena desafiante, tal vez, en realidad necesita beber sangre, provocar muerte. Si puede pensar, lo mismo no era ni el amoroso padre, ni el cruel directivo, tal vez ha quedado en algun motel y va a hacer cierto ritual sado, por lo cual ha hecho ese adelantamiento, para calentar, no olvidemos la importancia de este acto, y sentir el inicio de las pruebas que luego le practicarán. Demasiado poco, entonces, ver los cuerpos de las muertes que pudo provocar, cuando a él le van a abrir las carnes.

   Detrás, llega un antiguo todoterreno, ahora SUV, se queda mirando al gritón. Este ya no sabe si se ha asustado por los gritos o era el dominatrix que le podía haber quitado su sumiso tarado.

   Un día más, el saxo suena cansado; nuevas oportunidades. Un número más en el anuario de muertes en la carretera. Da igual que sea descuido, provocado, colateral. 

   Ilusiones rotas, mientras mentes genocidas, se suben sobre un pedal de aceleración, lo aprietan para conducir un coche, hoy, de alta gama o lo pisan a fondo para negar en una televisión pública de un pais ajeno, el cometido sobre las niñas y familias de un país como puede ser Palestina y una ciudad como puede ser Gaza.

    Pero lo es y a todos los seres humanos se les debe respeto

    


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