Parece que todo fue un éxito y que tus paseos por Montjuic se podrán repetir y llegarás otra vez al mar, para que señalemos el lugar donde estaba atracado el Open Arms, al que no hubiéramos querido ver, primero porque los rescates de migrantes no fueran necesarios en el Mediterráneo ni en ninguna otra parte del mundo; segundo, porque cuando lo primero se hace imposible de conseguir, nos gustaría que no hubiera gobiernos cobardes que no liberan ni al periodista Pablo González, encerrado 16 meses en Polonia, sin que se hayan hecho publicas las razones de su detención, ni además apoyan a quienes han descerrajado las puertas de sus casas y su emociones, para venderlas y comprar billetes personalizados como tatuajes, por sus pasos por esclavitudes, abusos, arrojamientos en pateras al infierno y tener la oportunidad de salir del lugar que les quiere enterrar en vida, muchas veces, debido a las condiciones de vida, que les imponemos desde nuestras formas de vivir.
Entre los paseos por tus recuerdos, encontrarás la oportunidad de ir a tu pueblo, del que nunca te desarraigaste aunque te hayas convertido en un barcelonesa con seny, sobre todo, por el amor que os profesaseis, entregados tu marido y tú. No necesitas haberla vivido por generaciones, porque la has respetado buscando comprender tanto su idioma, como tantas partes como las formas.
Ahí os tengo, en las fotografías que nos tomamos el año pasado, por el castillo, que ahora, pese a la dureza de sus piedras, han perdido su condición de inviolabilidad.
Me dicen que ya empiezas a navegar y pese a tus protesta lo harás bien, porque sin darte cuenta fuiste, sin mar de por medio, botaste tu embarcación, levaste el ancla, como quien desgajas sus raíces, todo con un profundo dolor de tu corazón. Te asomaste a la borda y contemplaste a quienes dejabas atrás y desenredaste la quilla de todo lo que te había rodeado con los brazos de tus ausentes y las garras de tus necesidades.
Seguro que avistarás, en tu caso, alguna pitón que trata de enroscarse en el compartido cuerpo de tu vivienda, para sacaros hasta los higadillos con roturas imprevistas de juego.
Tienes la sensación de estar siempre luchando y si, es agotador; no sé si te lo he dicho el suficiente número de veces que también estás enseñando porque eres una maestra, hecha a tí misma.
Arriba rodilla, mirada a Can Vies, donde puse una baldosa porque me construyo con tus enseñanzas.
Camina abriendo senderos; te es duro, es bello
No hay comentarios:
Publicar un comentario