Admiro a Bob Dylan, ahora ando con Eddie Veder, viaje por las costas de Irlanda, oyendo porque no escuchando a Van Morrison. Leonard Cohen, anduvo arrebatándome algunas Marianne. Suzzane Tedeschi anda de gira por mis cabezas que se dividen en vidas amadas.
Hoy estoy con gente que se sube al "stage" en Septiembre y no se baja hasta Junio. Nada fácil, os lo aseguro; este año me quedaba mirando y tenía que verbalizar: esto no es normal, esto no es normal. Luego me venía a la cabeza, si era lo que ellos pensaban.
Desde que empecé he tenido la sensación de subirme en una tabla de surfing con la que he debido superar olas, pero que no siempre conseguí. Alguna vez me tiraron, otras además de eso me arrastraron a un fango del que a duras penas salí.
Lo que si sé es que en esta playa, por días, a los infiernos he tenido compañeras y compañeros de los que estaba seguro tenían los mismos objetivos. Había arenas tórridas, otras movedizas, algunas para hacer castillos; otras, para parar mis planchas que salvaban balones en el último instante, cuando el suelo, sacaba la lengua para besarla.
Ver las miradas que parecen preguntarse y este; otras veces, las cabezas que asentían y te dejaban perplejo por su silencio y su seguimiento de tus propuestas. Muchas veces, sentías que sus mentes estaban tan lejanas, cada una, como la suma del conjunto de sus cabezas distraídas ante tanta información que cada uno de nosotros, consideraba que podían cambiar sus mentes para cambiar el mundo.
Con el tiempo, hemos descubierto que muchos valoran más la cercanía, para que sus murallas, las llenes de escala; sus pozos, los tapes con tablones y sus idas a los precipíos se los señale, para que sepan caminar por los senderos peligrosos que les libran de las caídas, aún más dolorosas.
Canta Liza Minelli a Freddie Mercury; su "we're the champion". Estuvisteis aquí, hace muchos años emprendisteis viajes donde los destinos tenían tantas estaciones como alumnado habéis recibido. Algunos guardaron en sus maletas, algunas palabras vuestras; otros, creyeron percibir ruidos, en mitad de sus salas de espera.
No pasa nada, siempre trataste de abrir puertas que les hicieran más fáciles los laberintos en los que andan y andamos deambulando
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