martes, junio 27, 2023

Visitas inesperadas

 Ella se presenta y yo la contemplo. Fue un tiempo largo y, ahora, parecemos ajeno. Interpuse un muro en lo inmediato y siento que se agrandó para lo futuro que debía ser destructor para mostrar los horizontes que perseguimos. No podía ser de otra manera; me viene a la cabeza una solución que me aportó un conocido, cuando era muy pequeño, para resolverme un problema que tenía mal resuelto, pero, desde aquel mismo instante, pensé que no había habido aprendizaje. No era lo que me ayudaría en el futuro. 

  Ese recuerdo, me viene y de alguna me azota, para no quererlo repetir en estudiantes aunque ellas quieran lo inmediato y el triunfo fácil.

  Estaba en el lugar de trabajo, pero sin alumnos, que es como no estar. Era un tiempo de papeleos y finalización y análisis de lo hecho y preparar lo futuro que siempre creías que podría ser nuevo, porque el alumnado sería nuevo y tú, podrías cambiar inercias. Las conclusiones no eran siempre las más halagüeñas. 

  Coincidíamos en el espacio, con tribunales, que con el paso de las horas, y viendo la tensión de los opositores, veía en estos una ansía por estabilizarse en un mundo, que con el paso del tiempo, había sentido que era tan, a veces caótico, otras desesperante, como bello y retador. 

  En los descansos que se tomaban algunos tribunales, veía un profesorado responsabilizado y conectado entre ellos ante una tarea donde juzgar a compañeras que podías haber tenido era ingrata y dura. Mi percepción de todo ello, debo confesar, que era muy superficial. Entraron los 5 componentes de uno de ellos, y habituado a una tranquilidad, me sobresaltó que alguien atacara de una forma efusiva a darme un abrazo que porque ahora ando con la mula mecánica, si no, me habría descolocado alguna que otra vertebra de mi espalda que anda, siempre, buscándome en un descuido. En pleno proceso de reconocimiento, una compañera me llevó al mes de Norwich y tenía gravados, mis días finales, como habitante de un hotel tras ser víctima de una, más que segura en tiempo posterior, votante del Brexit, por la inquina que vi hacía muchas de mis vulgaridades; por fin, otra, colega de medias maratones, me había reconocido y se acercaba con la sonrisa con la que habíamos corrido la media de Marchamalo.

  Fui acompañante del primero, un destacado jugador a nivel nacional, del kayak polo. Muchas horas conviviendo horas y más horas los fines de semana en diferentes sedes de nuestra muy diversa España. Muchas risas, tensiones, traiciones y una, creo que sana envidia de como llevaba él y otros clubes que tenían una gran superioridad sobre nosotros. Nos enseñaron aquellos y las compañeras compartieron muchas de sus visiones en Norwich donde nos unimos para superar un mes de Julio de aprendizaje; en el caso de quien me recordaba aquel amargo trance, su también duro mes, estando fuera de los suyos.

  Aquella joven estudiante, con la que compartía carreras y entrenamientos, se ha convertido en una adulta, igual de sonriente, y compatriota de una Guadalajara que nos abrió sus caminos para que fuéramos descubridores de límites. 

  Compartimos tiempos, y nos ayudamos para aprender. El tiempo curará algunas absurdas certezas en palabras hirientes que haya podido pronunciar y las miraré sonriente como ya se van alejando a otros mundos en los que deberán descubrirse

   

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