miércoles, junio 28, 2023

Participio

 En la primeras palabras, encuentro el principio de aquellos días tórridos en los que nuestros cuerpos se abrasaban sin querer ser aliviados ni tan siquiera en un agua, en el que desfallecidos, luego nos sumergíamos como en un líquido amniótico para renacernos y destensar cada uno de los abrazos con los que nos habíamos impregnado de los sabores del otro.

 Surgieron nuevas experiencias, desprovistas de todos los lugares comunes en los que habíamos convivido durante años enmarcados por las conveniencias y guiados en un terror a un día a día, ajeno a lo que nos hubiéramos supuesto habernos  entregado el uno al otro.

   Escuchado de un resumen para explicarte el porqué gente de la calle te ha respondido acerca del si a la existencia de una pandemia de casas ocupadas; del porque España ha sido gobernada por radicales separatistas; de la preparación de una conspiración para destruir la familia "tradicional", una religión católica que te da paz y resignación. 

  El corte que pone es el de las palabras de un degenerado que pide la utilización de estos temas para destruir a un presidente en una entrevista.

 Esa televisión aporta los temas. A tí te los lanza un interlocutor; ajeno a las anteriores maquinaciones no te puedes creer que los primeros se sometan a las mentiras de los segundos porque no existe esa hipotética pandemia a no ser la de unos fondos buitres, banca y una iglesia que se apoderaron de viviendas y espacios que no les pertenecía, comerciaron con ello y les hemos pagado las ganancias.

   Gente que quiere otra forma de convivencia ciudadana entre comunidades diferenciadas nos ha respetado hasta tal punto, que han ayudado a los ertes, a la subida de SMI y a la de las pensiones.

   Familias "como dios manda" pueden vivir sin que el diferente les quite nada. A la vez que un poderoso entramado hilado por la iglesia católica, se enraíza en enseñanza de políticos, jueces y empresarios, tomando de rehenes el cuerpo de las mujeres y callando por los denarios robados que no son fruto de lo que ellos son, sino de lo que fueron desposeyendo al otro.

    Someter a una sociedad a los temas cimentados en mentiras y construir vidas sobre estás ponzoñas que parece alimentar a esas mentes que retozan en los lechos soñando éxtasis que no tienen la intensidad de un poro tapado por su saliva antes de encontrar la cueva con un tesoro que gime. Tocan sueños y eso les exaspera y crispa 


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