miércoles, febrero 01, 2023

Abarrotada

  Leontxo García nos lleva contando el ajedrez, desde hace casi 40 años. No, no ha conseguido que siguiera el mismo camino; consciencia de los límites.

   Ando Berta escuchando como las gallinas habían descubierto el exterior de fuera de su casa. Aún no se alejaban e incluso alguna, remolona ella, se hacía un lío para volver, le recordaba alguna noche en la cual la salida de la discoteca, había costado y el retorno no había sido de sus días más glorioso. Sucedía todo esto y a la vez un ave rapaz sobrevolaba aquel espacio. Repasaba la valla, todo bien anclado; el techado, todo bien cosido y unido el alambrado vertical; la puerta, hecha, podríamos decir de trozos, por aquí, escuadras por allá, pero parecía no querer dar ninguna oportunidad al más contorsionista de los animales que merodeaban aquel espacio.

    Se había olvidado de la última cuestión que le había planteado una indagadora madre, sobre una idea y una coreografía. Ese año se había lanzado al vacío. Todos los años contemplaba un proyecto pero siempre había alguna excusa para seguir posponiendo su resolución. Ahora era el momento, no se había quedado en aquel pueblo para añadir excusas.

     No hubo otra opción que ponerse manos a la obra, pero no estando con las gallinas, no dándose cuenta que la reflexión de Javier Gállego distaba mucho de lo que eran sus propias reflexiones sobre la archi famosa controversia del "si es sí". A cambio, le había maravillado que llevará a su programa a Bob Pop, Pablo Elorduy y Ana Bernal. Le contradijeron de lo que había sido su editorial. Estos instantes de periodismo le llenaban. 

    No tenía nada que ver con esa benevolente repetición de estereotipos, que hoy la había tocado repetir a una consejera de la comunidad de Castilla la Mancha. A la vez, le había revelado la obsesión que tenían los socialistas de este lugar porque les quitarán un relato la gente de Podemos. Le resultó revelador, gracioso. Aquella mujer era un ariete más, con cabeza forrada de tantos y tantas mentiras que apenas le repercutía en su cabeza pero si en su estructura que tuvo ganas de salir de su ensimismamiento y aparecer por los lugares por donde creía podría echar una mano.  

 Se iba a dejar ir, otra vez, pero cuando, ya de vuelta las gallinas a su caseta, empezó a oír lo que les había pasado en Colombia, a todo un partido político como era Unión Patriótica. Les habían exterminado; las oligarquías que habían controlado siempre la economía y la sociedad de aquel país, se habían sentido débiles porque sus historias empezaban a no ser creídas en una sociedad, con apariencia de democracia. A esta, los grandes poderes, la utilizaron para asesinar a 6.500 de sus dirigentes y sus afiliados. 

    Berta se queda pensando: Colombia, muy lejos, ¿no? y claro piensa en las Terradillos, Inda y otros que van abriendo la puerta a otras bestias.

No hay comentarios:

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y