martes, junio 21, 2022

Campo y fuentes

 Con la tijera podría tener algún cuidado. Un caño vacío, exprimido, con los últimos restos de sus gotas podridas. 

  Se abre, sus dos hojas se abren. Es invierno y quizás, retoñe en pocos días. Mira el árbol. Puede que muy alto, o muy seco. No lo hará hoy.

   Esta mañana, solo se fija en el tamaño. El de ellas, atacará esa pieza, sin valor. El caño si lo tiene, pero su agujero parece que  os obligaría a un esfuerzo extremo. Le miró; hubo tiempo que por su cañería corría un agua que saciaba, con sus bacterias, con sus limitaciones. Algunos reportajes eran caminos para comprender algunas de nuestras limitaciones.  

  Tanta ponzoña, tanta miseria humana; Caño sirviendo en bandeja el veneno con el que nos desaparecemos, dice por nuestro bien. Canalla al servicio de los poderosos.

  Por el campo todo se llena de vida. De los estercoleros salen brillantes fantasías de ser libres y ser informados.

  En aquella piedra, ella se sienta, como no dando importancia a nuestros encuentros. 

  La hierba se nos ofrece, por si la vida quiebra; que nos arropemos entrelazados. 

  Cerramos nuestros filibusteros trazos. Nos difuminamos en manos de táhures que marcan las cartas con las que jugamos hoy. Televisiones que se dicen más periodismo; tintas emborronadas por los pasos dados por sabandijas, manejadas con hilos, inyectados en sangre de billetes, como esos oradores, fieles, a un dios embrutecido por esas 30 monedas que van recogiendo de aquella casilla, de este, en casulla y de publicidades que son recompensas de favores prestados.

  Desvergonzados; algunos, Caño mana desvergüenza


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