domingo, junio 26, 2022

Treinta y siete vidas con nombre. Mantenerse humano, Orwell

 Han muerto treinta y siete seres humanos. 

   No hay nada bien resuelto, cuando 37 seres humanos han muerto.

  Andaron, se escaparon de una miseria infinita. No, nos valen si no es para explotarlos, para minimizarlos, para obtener ganancias de ellos. Hace siglos les quitamos a los más fuertes. Hicieron ricos a muchos y fueron mano esclava que nos vistió con nuevas ropas. Nos sentimos bellos, mientras sus cantos, los utilizaban de analgésicos y nosotros les llamamos aullidos porque nos obligaba a oírlos y darles su condición de ser ser con derechos 

  Siglos después, siguen siendo fuertes para atravesar dantescos parajes y miserias humanas e infiernos creados por nosotros mismos

  Un presidente de gobierno debe ver al ser humano. No trabaja por la muerte. Tiene la obligación de no hacernos sentir "lobos" para los nuestros

  No vanagloriarse de vidas pérdidas, por concertinas, por muros, por palos. 

   Tiene el poder de dar órdenes de comprar más armas, y aún  más, y siempre más. Nos castiga con el ventajismo de nuestra seguridad. Sabe de comisionistas regios y no encuentra el momento de ser humanista. 

  Avalanchas de pobreza. Nos desaparecemos entre los violentos si a éstos les damos las armas y nuestro silencio calla.

  Gobernar no es fácil, existen submundos de opresiones económicas y de populismo que sin responsabilidad echan los problemas en las bolsas de sus rentabilidades. 

   En la economía, parece que ayer, se dieron cuenta de quienes están con ellos. La Base sigue haciendo una mágica e inesperada función que se empezó en este gobierno que fue masacrado, incluso por periodistas mercenarios, que no iluminados. 

  En lo humano, deben ser aún más valientes. No hacemos rehenes a las mujeres, con sus propias e intransferibles decisiones. Las armas son mucho más caras que buscar soluciones para dar dignidad a quienes aman, atraviesan desiertos, trabajan como esclavos, dan besos al aire, entre sus pesadillas, por si llegarán a quienes añoran.

  37 sueños, latidos, miradas para clamar ayuda.

 37 dagas que nos clavamos, para automutilar la humanidad. 

 Convertirse en bestias que nos preocupamos, con manifestaciones, por los no nacidos, y admitir las ejecuciones de seres "provida" para la lucha por su familia, para desarrollarse ellos. 

  Tenedores de casas salen en su aquelarre de poseer lo que otros necesitan.

   Políticos se unen en un ejercicio de transformismo que sería más propio de estos días del Orgullo, mientras han votado contra Ertes, SMI; a la voz que protegen las riquezas impudicas, exclusivas y desgarradoras de un tejido social.

   Salir a la luz, a la calle, a la exposición para insuflar aliento a los desposeídos, para humanizar 37 seres abatidos en nuestras fronteras de Melilla. No son un número

  Vida antes que uno

  Amantes más que dos

  Madres, vencen al tres

  Sueños donde el cuatro

  Desiertos atravesadas entre cinco

  Solidaridad por seis 

   Migrante encima de siete

   Legal como un ocho 

   Besos, ante nueve

    Soles, apagan diez

    La mano, consuela al once

    La mirada, sustenta al doce

    Inspirar la ola de trece

    Abrazos en suelos a catorce

    Tocar ritmos bajo quince

    Mecer miedos contra dieciséis 

     Acunar desamparos de diecisiete iete

     Acaricia encima de dieciocho

     Susurros de encender  al diecinueve 

     Nacer desliza al veinte

     Fronteras sin vallas de veintiuno 

     Darles dignidad ante veintidós 

     Son nosotros por veintitrés 

     Dureza para vencer veinticuatro 

     Vencer infiernos de veinticinco 

     Compartir latidos para veintiséis 

     Descubrir sus pasos veintisiete 

     Visibilizar a ver ante veintiocho

      Frotar el frio desánimo de veintinueve

      Acercarse para comprender treinta

      Escuchar para compartir treinta y uno

      Viajar a encuentros con treinta y dos

      Levantarse hasta el llegar a treinta y tres

      Conseguir ser ante treinta y cuatro

      Dignidad por encima de treinta y cinco

      Mamá me destruyen en treinta y seis 

      Treinta y siete humanos caídos ante la indiferencia de la riqueza, nuestra dueña que nos hace bestias 

    


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