En un libro se puede borrar una palabra. Buscas lo que pudiera haber y entiendes todo.
Ella te ha dado dignidad para que pudieras reconocer tu error. Pero todo lo demás del libro está.
Patrisse Khan-Cullor escribe con una navaja para ir quitando todo los matorrales que nacen cuando hay exuberancia de medios pero se tejera una maraña que te atrapa. Con la otra mano, te coge y te acaricia y sólo encuentras motivos para
Proclamar nuestra desnudez.
Se arrebato todo a la población africana, aquí y en Estados Unidos. Gastamos con impudicia y nos somos testigos de nuestras miserias.
Como única excusa, les buscamos para acusarles, mientras llega el momento que nos destruyamos entre nosotros. Habrá crédulos que se echarán en mano de psicópatas, enarbolaran banderas y desearan matar a la mitad de los suyos, porque no les dan la razón. Y en sus oraciones, le preguntarán a él o a su ángel. Soy tu enviado, ¿Verdad?
Bestia, ¿seria esa la palabra?
Pero no el coche maravilla.
Bestia es encerrar a ciudadanos en barrios cárceles y además enviarles policías para recordarles su condición.
Un segundo de esa ignominia, si es bestia. Cada segundo vivido por Monte, Gabriel, Gadner, Brown, Sandra son corazones que nos bombean nuestra sangre para devolverles tantas cosas que nos dieron
No hay comentarios:
Publicar un comentario