Apenas he leido a Rosa Montero. A Juan Gabriel Vázquez le leí en "volver la vista atrás". Ayer, a Rosa la oi dos veces y creo que me queda alguna más. Tribulaciones en la que esculpes los surcos del tu existencia
En el "A vivir", junto con Juan José Millás, este trio nos dió motivos para buscar leer aunque creamos que vamos a solucionar la grieta de la mula o pensemos que la viña necesita otra pasada.
El libro de Rosa, toca leerlo. Cuando hoy, no te despides del alumnado que has tenido durante dos años porque sientes que seguirás con ellas, como con el alumno de cuarto que se alegra de verte al año que viene, tienes la sensación de ser joven, pero que te invade miedo de mirar en el espejo de Millás que te recuerde como fuiste ayer corriendo.
Buscaron en sus profundidades y a ellas las saben poner las palabras o en sus calesas con dos yeguas majestuosas o con bueyes arañando la dura tierra que se ha secado encima de alguna esperanza.
Ese libro que rasga las capas, quizás se deslice uno mejor que las avasalladoras balandronadas de los antihéroes de "los arquitectos del terror". Construyeron los cimientos de una dictadura con espejos puestos por dueños que buscaban que entre nosotros hiciéramos burlas de nuestras debilidades.
Tiempos que vuelven
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