miércoles, abril 27, 2022

La cañeria

 Me compré un tubo no pequeño, su diametro es grande. Algunos días me doy un paseo dentro de ella. Parece corta, pero me pongo a recorrer metros y descubro muchas personas que andan por ahí, vagando, me dicen; debe ser que yo también ando en las mismas tarea.

  Algunas veces tienen ventanas y me asomo saludo a Pepe Viyuela, lleva un rato intentando llegar hasta mí. No lo veo claro. Él siempre ha conseguido una sonrisa que se extiende hacía los otros y también cae para seguir fertilizando esperanza y sembrando un mundo posible entre malas hierbas. 

  Cuando se alarga un poco más de lo debido, la oscuridad parece adueñarse de los horizontes. No sabes bien lo que durará este tiempo. 

  Existe una especie dentro de la categoría humana que anda en esas cañerias, no creyéndose que es un tubo sino una rampa de lanzamiento del acelerador universal. Sólo ellos y ellas han llegado a ese estadío y tienen unas formas de propulsarse en sus inicios que les parece rara, pero que aceptan

  Los medios de comunicación les ensalza, les dejan decir sus teoría, cuantíco egolatras, que ellas confunden con cuantícas y saben que las volverán a llamar porque se han tenido que quedar anodadados.

  En esos momentos piensan que sus proyectos una vez arrancados con esos impulsos mediáticos, generarán su propia energía y esta con la fuerza de la solar, les hará aparecer como dioses o vírgenes, que no quiere decir que los primeros sean promiscuos.

  Asi, unos días después, mientras esos seres creen estar viajando en ese magnífico acelerador, en la oscuridad que sólo un casco de egoismo les hace creer que van iluminados; aparecen los antiguos propulsores mediáticos, para dar su magnífica noticia. 

     La izquierda asiste dividida a otras elecciones. 

    En los viajes por esos magníficos y redondos tubos, sus finales suelen ser a las cloacas. No pasa nada, allí muchos se alimentan y los desechos también producen luces, artificiosas que confunden por artificiales, como de estar en una fiesta.

    Juan Torres lo dice, la derecha lo tiene claro. Llegado el momento todo el monte es orégano para conseguir sus fines.

 

 

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