No, no acudo a tí. Tampoco a aquel. Me tapo yo mismo la boca.
El aire, me dicen, el aire es nocivo. Te comprendo, añaden. Muevo la cabeza, que no, que no.
Pues vaya, tikismikis, añade.
A la, no hala tus narices que se caen sobre mi boca. Y por eso la tapo. Tampoco.
El señorito está estupendo.
Sigo con lo mismo. Para más señas, mi mano izquierda, me la tapa.
Ya, ya tú lo que quieres decir que es el día de los patitos, cuatro, después de 18 años, tampoco es para tanto ni la cantidad, ni por supuesto la calidad. Por cierto ¿Has creído que la cantidad daría la calidad? ¿Y el duende?
Si, la boca es una cueva y las palabras llaves las lance al río para que las escondiera en un rebufo. Le trato de decir.
Las aguas tiene esa fuerte que levanta unas palabras las expulsa y dicen:
"¡Pero que chorrada me dices!
Las mano se ha quitado de mi boca, con esa exclamación
Nace un manantial retenido. Te cebas sobre el fantasma que te ha habitado este tiempo. Le imprecas y desafías: Lanza lo que dijiste hace meses. Quédate mirando al vacío y mira a ver si te encuentras con el sentido para que este te habite. Es vértigo, pero es respetarte a ti mismo.
Deja las chorradas para tí, si quieres que colonicen tu mente.
Votas a quien roba por encima de la decencia. Mírate a ti mismo. Las lecciones empiezan cuando te quitas las antojeras y ves que la realidad existe. No te la crean otros
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