miércoles, abril 20, 2022

Esquinazo

 No es fácil dar el esquinazo si la tierra es redonda. Si se hubiera decidido el creador por una cuadrada, mi vida hubiera tenido más oportunidades. Los chicos de los Monty se debieron adelantar a su tiempo; al final y al cabo Liu nos dice que estamos en una décima de segundo o menos de la existencia de la tierra. 

  A mi me parece que Eric Idle o Graham Chapman, podían haber dado, también, un quiebro a la historia y, en su tiempo, cuando escribían guiones para Edimburgo, convertir su décima vital, en la universal, adelantarse y hacerlo todo cuadrado. Los ángulos son de 90 grados y sólo es que uno se mete por dentro y el otro, por creerse que no hay puerta para ocupar ese espacio exterior, ya por eso se ha producido la incomunicación.

  Están muy afiladas las esquinas. De hecho, mi vecino, no de planta, sino de urbanización cuando me ha visto apoyado en una, me ha tomado por lo que no era, yo; él se ha lanzado de cabeza y bueno, es lo que tienen las esquinas que echas un brazo para un lado y ya te has ido con él y con todo el equipo, dejando un filón por donde este señor ha podido tener su raya, a la que esta, no era la que esperada. Se ve que no siempre las trata de la misma manera. A algunas las toma por alguna otra parte de la cabeza pero colocada en otro lugar. No sé si lo uno lleva a lo otro.

  El caso es que en ese tiempo de referencia, que para nosotros tiene su cierta intensidad, aunque, debemos reconocer que si, va demasiado deprisa para lo que nosotros quisieramos saborear.

   Tu, ahora, vas caminando por la esfera terrestre, te vas acercando a algun límite pero nunca lo tienes. Siempre te espera algo más. 

    En los esquinazos tu ves a lo lejos que puede haber un vacío. Aún así te echas en las manos de quien te saluda y te incita a buscarla y a seguirla. En sus horizontes celestiales, terminas tu de hacer kayak y ves a un lado el sol que quiere descansar, perfecto en su círculo naranja y cuando te vuelves, buscando una contracorriente en la que retengas y rememores tu pasado, ves una esfera blanca, casí transparente, etérea donde parece que se difumina todo lo que fuiste; donde aquella relación, se desvanece para no serte, otra vez, plena.  

    Todo eso te ha ocurrido en tantos mundos cuadrados, perfectos, como has visitado. en el límite, sin embargo, ya tu inercia por amarrarte a esa felicidad, te ha lanzado en esos noventa grados de giro, a la nada. Aún así sigues atándote a esos mundos, en los que te sueñas perfecto, en los que te construyen sin fallo y donde, en cada pozo, buscas otro motivo para aceptar el destino humano. 

   Ese dios de lo correcto, lo construiste para evitar un horizonte incansable de la lucha eterna; querías el éxito inmediato, pero este te va reteniendo cada vez en más fondos. ¡es tan bella la plenitud!, ¡quien se resiste!. 

    El horror de hacerse parte de un proceso, lo eludes en tus multiples esquinazos

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