Hubo un tiempo, pasado tan rápido pero tan lejano que un grupo de
aspirantes a clowns, se reunió cerca de Aranda de Duero e ideó ser famosos,
creando unos personajes estrambóticos. Sólo lo hablaron, el tiempo les hubiera
hecho ricos, si no hubiera sido por la meritocracia. No lucharon lo suficiente,
hicieron "el payaso", así le ha ido a nuestro interlocutor.
Hubiera sido más fructífero jugar con una escalera. Era esta más
dúctil que ser un Pochi o Simplicius o un hijo no reconocido de algún preboste.
Pero claro, estos tienen la facultad de parar cualquier introspección más allá
que acá. En este último, siempre están los que toman.
Existen otras reuniones, estas son de gente con apariencia de magos;
a los grandes magos de la tele, o que acuden a un pueblo, puerta del Alto Tajo
se les debe respetar. A mí, por ejemplo, consiguieron hacerme quedar como un
pazguato, por no prestarles atención; su trabajo era de una gran belleza y
jugaban con aspectos con los que luego sueño hacer algo en mi vida profesional.
Deficiencias del montaje, podría alegar, pero son tantos años que quedarse en
lo mínimo, a veces, es lo inteligente
Los otros, los que ellos mismos se ofrecen como magos, en la economía,
en el sentimiento patrio, en una construcción de sociedad, sólo son eso,
voceros. Están salidos de las televisivas "Operación ppriunfo" y
siempre ganan los más arrojados, los más killers; lo confiesan, por momentos, sus
jefes, sin complejos, sin vergüenza.
Entonces puedes decir defiendes la Sanidad y la Escuela Pública, a la
vez que das ayudas y desvías "clientes" a las privadas de esos
servicios esenciales. Tú te quedas mirándoles, estás con un botellín, tampoco
parecen que se hayan acumulado mucho, por ninguno de los lados.
En un momento determinado, como a aquel guionista que parecía que no le
subía la sustancia, a ellos parece elevarles como en una ascensión. Tú, no te
arrodillas, no por falta de fe, sino porque los expertos dicen que tienes que
tener rodilleras porque en el futuro, lo pagarás.
Se quedan levitando durante un rato, como en los avistamientos de
ovnis, ni para arriba, ni para abajo, ni para un lado, ni para el otro. No
pierden la compostura, parece como adquirida esa cualidad.
Aspiran a no pagar impuestos y eso es bueno, no por los
"quintos", que ya tenemos una edad para no juntarlos, sino porque
aspiran, quizás a darles una educación privada; ¿mejor que la pública?, algunas
del grupo, puede decir que no. Lo que pasa es que hemos adquirido una nueva
condición que nos diferencia de los que son, lo que nacimos. Bueno, si son
rubios, y blanquitos, son como nosotros con nuestros Gucci, Gabbana, que a mí
cuando me dicen este último nombre, me recuerda a la galvana que me entra estos
días que voy a labrar, que parece cosa de minutos y terminas tronchado, sin
poder ni tan siquiera leer con atención "Say nothing" y eso no es
cosa banal. Estar en aquel Belfast de tu juventud que lo oías, como un lugar
lejano, como tantas guerras y, sin embargo, somos partes de ellas.
Preparamos, con nuestros actos, nuestros silencios, que quienes mientan,
como norma, puedan visualizar con los actos ese primer crimen que son los
engaños. A partir de ahí, allí, en los lejanos lugares admitimos que exista
violencia contra los ciudadanos. Un día, en la anterior crisis, te das cuenta
que es la población la que esta pagándola.
Los ricos, no cuidan la sociedad de la que se amamantan, les dan su
teta a quienes les defienden. Entonces se producen "marchas de la
dignidad", con ciudadanos saliendo de su zona de confort para decir que
ellos tienen derechos, que son quienes tejen las conexiones de una sociedad; y
entonces se genera violencia; pero no te cuadra, nadie hace 500 kilómetros, con
su familia, hijos, hijas, quizás abuelos, aunque siempre decimos, ya estamos
mayores, pero es mentira, somos una parte más y necesaria; nadie se pega esa
paliza para exponer a sus seres queridos y entonces, miras, te fijas, les
focaliza y te dices:
Se llaman magos creadores de una sociedad mejor, pero no, no la han
hecho ellos. Y sin embargo, como en un holograma lanzado desde ese objeto
volador, ahora si, identificado OVI, te lo lanzan como un logro.
Y cuando oyes eso, logros que en la realidad son Ogro, entonces les
comprendes. A aquellos viajeros, a aquellos ciudadanos con dificultades para
sobrevivir en medio de alquileres, traspasados a "fondos buitres" por
ayuntamientos gobernados por irresponsables, porque esa responsabilidad la han
cedido; eres consciente en ese momento, que les han esclavizado con unos
periódicos que se han convertido en panfletos; repetidores de consignas y
tapadores de todas las trampas que no son magia.
Nosotros, queríamos ser Simplicius,
Pochi de Laura. Queríamos llegar a ser famosos y durante aquellos días creamos
un relato. Puede que hayan pasado más de 25 años, después llegaron todos los
outsiders que han llenado horas y pantallas sin otro mérito que ser un producto
pala que caven los pozos en los que nos vamos metiendo. Se debe reconocer que
eso tiene un punto de actos extraordinarios. No, no éramos tan arrojados, pero si,
en nuestra efervescencia creativa creamos personajes desde un animal
personalizado que podía subirse a todas las tribunas y desde allí, proclamar
que era única, a la vez que no dejaba de soltar pedorretas que iban anegando y
metiéndose entre las manos de la que la aplaudían. Era si, algo nunca visto,
digno de cualquier circo, digno de las curiosidades que son capaces de asumir
aquellos fieles que creen haber encontrado el principio de la piedra filosofal
del liberalismo. A estos, soltando sus soflamas en un voto emitido les va
invadiendo el vacío de los dineros públicos tomados en las comisiones recibidas
por gente particular.
Aquellos cinco ignorados cliclowns
obtuvieron las más altas cotas de pasar desapercibidos mientras de los rayos
catódicos salían las patadas voladoras, las voces estentóreas y rayados
predicadores.