A veces ser contundente es meterse en un problema. Había oído grandes y graves acusaciones sobre opciones que siempre habían sido paranormales.
Ahora, Javier Pérer Ándujar me da claves para encontrar otros mundos. Él anda por Barcelona con "la noche fenomenal", entre medias de las experiencias extrasensoriales e incluso de otros muchas maneras, nos va enriqueciendo con sus lectura, por hacer para mí, y su sentarse en los taburetes comprados, pudiera ser en Castejón, siempre tendrá algun apellido, pero prescindimos de él. Distribuidos en sitios tan diferentes como mi casa o el bar, cerca del Gross, donde tomaba chatos Santi, en de las lozas; desde esas cuatro patas, Javier quita toda la impregnación a exclusividad que podía haber en aquella tasca de Aribau y las palabras parecen comunes a todas las reuniones que se tienen encima.
A mi, sin ir más lejos, enfrente se me ha sentado Bob Dylan, todo porque en mis desplazamientos sin radio me ha dado por soltar la voz. Él, que sigue de ruta para poner ruedas a las letras que un día encontraron las fuentes de los mil motores, libres de humos, para crear caminos donde siempre encuentras un área de reposo, con una fuente, unos árboles y mi amigo "el letras" que pone sabiduría a lo que en mi podrían ser implecaciones.
Me ofrece hacer una audición pero se extraña que no haya compartido cada día cama en una de sus canciones para que explorándonos, ella me haya transmitido todos sus mundos y yo mis matices, que con el tiempo, he descubierto que las pueda dar.
Tenemos un tiempo, I've make up my mind to give myself to you
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