miércoles, septiembre 22, 2021

Como Andújar las cebollas

Sergio me lanza a mi imposible. Su libro de "la piel" tiene los cimientos de un rascacielos; difícil sería capaz de indagar entre los libros de Nabokov, para encontrar la ventura de sus baños franceses, que aliviarán su esclavitud a una piel dolorida en sus juegos infantiles.

  De Javier Pére Ándujar me creo que su imaginación puede ser como el kiwi diario que voy pelando poco a poco hasta que descubro que estoy en las verdes praderas que descubrí en mi primer viaje a Berlin. El Sol, en verano, es tan procaz que todos los habitantes se dejan ser tomados, después de una época de abstinencia que les puede haber llevado a las peores trincheras de la insensatez. Aquí de esta última, se sale a través de las cebollas. 

  En una tarde de otoño, en la que ya debes desprender la cebolla de su conexión con el suelo. Si la dejas tirada, dicen que para que se seque. La imprudencia puede ser una de las capas con la que te enfrentes a lo que puedes escuchar en el Congreso. Otra, que me da la impresión que es la exterior, por el barro que lleva encima y por esa piel fina, sin sabor, molesta porque no se termina de ir, cuando quieres darle otra oportunidad en el cesto; esa otra piel es el cinismo. Es una de las nuestras, aunque ella aspira a no estar, y por tanto no serlo con todo su derecho, desde ahora una honestidad de la que se escondieron en un lanzarse al manantial de no reconocer al otro, quien en una intervención ante la Cámara nos avisa de esa cualidad entre quienes golpean, amenazan, insultan con la fuerza de sus acólitos que tienen pérdidos los complejos de sólo ser un cuerpo. Antes, todas sus redes, sus radios, sus propios actos han señalado con el dedo del vilipendio a sus oponentes. 

   En realidad, son seres dantescos, salidos del último de los anillos; saben de su traición a los ciudadanos por apoyarse sólo en los más ricos; saben de sus próximas que pudieron viajar a otros paises, para hacer lo que aquí condenan; saben que esos inocentes rezos que hacen enfrente de mujeres, que han tomado una decisión muy difícil en su vida, no lo harán ante los grandes centros de decisiones que condenan futuros y roban el dinero enviado a los paraisos fiscales. 

   Son cínicos. Debe ser la capa cercana, la que se ensambla con esta, se llama los canallas que después de insultar, juegan con las instituciones para ponerlas en cuestión. Ellos

   Ellos, adoradores de un orden, violento y amparador de billys

  

  


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