Un día, llevado de sus ideas, demasiado sería interpretar a su dios, se acerca a una puerta, si propia, y pone Libertad y entonces cada una de las letras se derrama, como habiendo conseguido un éxtasis humano, pero por encima.
Tu ves el fruto, ¿prohibido?; no lo parece la palabra se eleva en un misticismo que hace que las palabras se vuelvan ensamblar. Matthew McConaughey, piensas en ese mismo instante; pero, no puede ser, sigue siendo joven y yo ¡qué viejo!.
En su diabólica juventud sufre mutaciones en cuanto a la cara, no en el servicio que prestar ¿al altísimo?, no repito a sus interpretaciones. Mujeres, sus últimas dominantas, votantes sometidos a los efectos de sus doping, en forma de caja B.
Lo estudiarán en los siglos posteriores; el dinero corrupto lo recibían los equipos de las tres señoras pero las alucinaciones repercutían en los vecinos.
Algunos, porque sus posiciones privilegiadas eran salvaguardadas
Otros, porque les ponen letreros muy grandes con invitación a la eternidad y poco más que encuentran el sentido a su vida.
Por fin llegamos a los que encuentran la excusa perfecta en "son todos iguales" para justificar su pereza mental ante efectos inmediatos en su día a día: pagan lo mismo que los de más arriba, en proporción; se quejan de lo mal que están los servicios y si paran, para saludar, te empieza con la retahíla de los millonarios, ya sean árabes, búlgaros, rumanos que viven en Lavapiés o en Pan Bendito
Libertad, liiiiiiiiiiiiiibertaddddddd salía como una repetidora y te ponías las manos como si sujetarán una ametralladora, sintiéndote poderoso porque, por fín, te escucharía.
Cuando después de un rato te dabas cuenta que el traqueteo era el que habías producido tú con tu propia boca.
Abrías la boca como soltando burbujas sobre los que ibas montando cada uno de tus deseos más profundos de una igualdad en oportunidades y condiciones para todos, primero por los más precarios y de ahí que se fueran marcando diferencias necesarias e inevitables.
Pero no, la Soberbia Libertad montado en un soberbio carro marchaba exhibiendo su magnificencia, su exclusividad, Como por curiosidad, te acercaba y veías una escalera.
Yo también lo he vivido, estaba a punto de proclamar, por las influencias de tus lecturas bíblicas de hace muchos años. La escala, si hombre si, esa que lanzaban desde el cielo para que uno de los suyos subiera, a pata, jodío eso, también.
El caso es que vi si, a ese mi compañero, como con unas alas que le habían puesto en un edificio próximo, que ponía: "sólo para los creyentes como nosotros".
Un poco chafado si que me quedé. No tendría ninguna oportunidad; pero aún así, escamado por tan largo cartel les pregunté: "el porque como nosotros"
Un poco despectivos si que fueron, pero claro me dijeron: ¿A qué no sabes donde están los palcos que haces?.
Ante mi mirada atónita; bueno, si te sometes a nuestras reglas te daremos acceso a la
Libertad,
Querido, puedes creer en un dios para la eternidad, pero no le metas en tus mierdas de exclusivas PROPIBERTAD.
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