Si un día, al levantarme o durante una charla, sintiera o admitiera que un menor extranjero no acompañado fuera un ser en el que desconfiar, me miraría en mi miseria; odiaría el día en el que me convertí en un cobarde y señalé al otro, por mi incapacidad paa enfrentarme a los de la Superliga de la riqueza que nos prometen migajas con la que, en la conformidad, ser felices.
Soy Menos si callo para no molestar, por el deterioro de una Sanidad Pública que hemos admitido que rebaje sus prestaciones porque tiene menos financiación y admito que debo ir a lo privado para lo inmediato. Soy aún más poco si olvido que cada una de las enfermeras y médicas y sus compañeros de la Pública se encerraron en sus "epis" para ser humanas, ¿Qué más héroe? Y mirar los ojos de nuestros seres queridos para despedirles diciéndoles que les amábamos hasta su último suspiro y en los siguientes que ya tuvieramos nosotros, ellos estarían calmándoles. Y por supuesto, con una cañita diré que sé quiénes son los trileros que con su libertad de cubiletes y dedos tramposos deterioran las posibilidades de los que estuvieron limpiando en los peores momentos de una pandemia llena de incertidumbres; en muchos casos, esos seres con trabajos en precario, pagándose ellas mismas sus mascarillas.
Menos soy si con el miedo hago un traje para aislarme del selectivismo y sumisión de estos políticos señaladores de falsos culpables mientras esconden sus amores por la riqueza y reciben agradecidos prebendas por su sumisión a las empresas privadas que les incitan a hacernos planes de pensiones, sanidad y educación privada mientras estas pueden recibir los beneficios de pagar sus impuestos y juegan en ruletas de la suerte de las que siempre se les puede sacar en sus embrollos de ruleta, desde lo publico.
Si me sumergiera en una bañera de líquido amniótico como soñando estar por la eternidad protegido por una seguridad que ahora creo tener, con cimientos en discriminaciones, menosprecios, mentiras, no lo dudaría sería tambien un MENOS.
Reviso la película sobre Pete Souza, fotoperiodista durante la presidencia de Barack Obama, si cuando llegó el último presidente de los Estados Unidos, se vió obligado a mostrar el salvajismo y la inhumanidad de su ser y sus actos.
Los de allí y los de aquí, cortados por un mismo patrón, de propaganda salvaje y sin complejos; ataques al diferente desde posiciones de "verdad de toda la vida" y una mentira que no es penada. Si cada uno es responsable de lo que hace, dice el padre de un niño asesinado en una de las periódicas matanzas en aquel país.
No vale limpiarse la mente con el todos iguales y aceptando mensajes elaborados que atacan a nuestra capacidad de raciocinio.
Si actúamos, ellos son MENOS
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