Sale una pregunta pérdida en un bosque de patos. Por el miedo a aparecer encontrada entre un pata, nadie reconoce quien la metió, en aquel espacio tan reducido, de no contestaciones.
Pierdo el tiempo enviado un requerimiento; su mítica eficiencia sería una respuesta aunque fuera muy negativa la contestación. Quien hace la pregunta, al menos, no se siente despreciado.
Un molino de viento gesticula con sus brazos para que admiremos su, lo que parece, coreografía para que admiremos tanta acción. Por sus boca, cerrada, no encuentras respuesta a algo tan sencillo como
¿Tengo derecho a que un muro que se añadió como frontón a la pared cedida hace más de 100 años para que sirviera como lugar de juego, no sea una fuente de problemas por dejar pasar el agua que acumula en la parte superior y que perjudica a la humedad, y por tanto onsistencia de la casa.
Sería un bonito día para salir por setas, entre la ignorancia por la pregunta, se puede hacer un buen guiso o se puede adornar el sabor de una carne. El sol de una primavera vestida de verano nos anuncia un tiempo ya irremediablemente duro. Calor mantenido en el tiempo, por esporádicas, pero alocados cambios de temperatura que nos asustan en lo frío y nos tranquiliza en el calor, que desde luego, nos permite una salida a la calle, que pareciera una prisión por concedernos paseos por un patio que tiene galerias agrietadas que se irán hundiendo.
Hola, si soy el que espera. ¿Hasta cuando Cifiliana abusaras de mi paciencia?
¿Cometí acaso traición marchando por los sendas donde todo se observa con los ojos más grandes y se construye un futuro más solido?
Levanté a un ejército de ensuciadores que disminuyeran tu aspecto impoluto?.
¿Son las paredes oídos que espian para balbucir, después insidias que alimentan maledicencias?
Tantas preguntas que no soy capaz de contestar. Tampoco alguno la contestará aunque se le ha pedido
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