No participé en las timbas que montaban mis coetáneo en los bares del barrio; creo que en el bar "Astur" fueron donde se dieron las partidas más épicas.
Yo, que siempre perdía en los montones, con los cromos; en las cánicas, jugando al güa y en fútbol, cuando no iba con José Luis, me imagino que por esos lares no me veía, dada mi condición de perdedor.
Por otro lado, debo reconocer que, por entonces, estaba minino y el ir a trompicones con los estudios y que papa tuviera tirar de cuatro, porque mama ya había muerto, era el mayor de los problemas. Se hizo esperar el que yo pudiera defender ante lo que parece ser el ciclo habitual de la vida.
Ellos no tenían problemas para jugarse parte de su sueldo. No puedo decir que comprendiera mucho su dinámica porque no aguantaba mucho viéndolos.
Lo que si recuerdo que ya muy "maquetados" por los bares de la Colonia Sanz Vázquez, en algun momento comenzaron a llevar su campo de operaciones fuera de lo que había sido siempre nuestro lugar de confort y seguridad. De forma esporádica conocí que habían entrado en algunos de los lugares tótems del póker y otros juegos de cartas de la ciudad. Allí ya no se enfrentaban con jóvenes con ganas de aventura. Sus contrarios eran constructores y gente con profesiones liberales que acogían con cariño aquellos benditos que les divertirían con su osadía, pues parecían no comprender que varios bidés sobredimensionados en precio podían sufragar cualquier pérdida que siempre sería momentánea.
Leí, en el libro que siempre repito, porque me pareció luminoso, de Susan George que ese capitalismo de especulación y apuesta por la grandilocuencia, siempre invita a jugar a quienes le pueden abrir las puertas para que sus ganancias y el mantenimiento, a veces, opaco; otras, fúnebres de sus privilegios sea respetado tanto por poderes políticos que siempre necesitan, imagen, imagen, y más escaparates y otros poderes que se dejan deslumbrar por los neones y también por llevar unas vidas sin sobresaltos por presiones y amenazas.
Como a los chicos de mi barrio, que de vez en cuando les ganaban, aquí no les importa perder partidas menores, parecer que tiene una racha mala de resultados, porque saben que igual que expoliaban a los míos; cuando estos partidos les bajen las cargas fiscales, sus ganancias y poderío serán aún mayores.
Producir vídeos basura es también táctica para atraer al incauto que se cree que alguien con un discurso hilvanado, cuestionable, pero apoyado en unos datos contrastados y que sirven para dar forma a una visión de la sociedad, es una persona con una cabeza llena de mierda es cuanto menos triste delante de los hechos que durante años pasados, presentes y venideros les ha puesto ante la verdad que les han estado robando con saña, por muy cierto que la bandera se la hayan puesto delante como muleta para lanzarse ciegos por la defensa de algo a lo que sin embargo estaban esquilmando.
En un breve video, valiente he podido oír parte de la intervención de Pablo Iglesias. Creo que de vez en cuando, había una modalidad que era jugar a cartas descubiertas. Él, creo que alejado de las mesas de juego y para el que quiera hacerlo, sin las patochadas de apuestas de farol y otras tretas ha nombrado una realidad inmensa, que podemos negar o exorcizar para que no se le aparezca al común de los mortales pero que está ahí.
Políticos y los medios de comunicación en manos de grandes empresas de grupos inversores, de bancos y otras grandes empresas, siempre serán sus cartas marcadas que utilizarán en las partidas de las que siempre sacan beneficios.
Pueden terminar esos infames vídeos pagados por los trileros, demonizando o tratando de minimizar a Pablo Echenique pero no es una mentira aunque puede ser una osadía, mencionar a más de 20 empresas que han patrocinado la presentación dopada a unas elecciones de quienes están obsesionados con la limpieza de los demás, cuando su olor es fruto de la podredumbre moral de ellos.
De aquellas timbas, les apartaron, la conciencia de disminución de recursos y el ir entrando en una edad adulta en la cual se iban contrayendo otra serie de obligaciones.
De estas, sabemos que estas empresas juegan todas las manos, sólo nos queda a nosotros, denunciar sus trampas, levantarnos de la mesa para no ser sus inocentes proveedores de ganancias extras por caída del caballo de flipados perdedores y aspirar a que seamos nosotros, los que debemos proveer a la sociedad de las viviendas suficientes para toda la ciudadanía, sin necesidad de encadenar vidas a pagos que esclavizan.
De aquellos nos fuimos alejando; de estos, sabemos que de sus mesas salen dinerales para adulterar convivencias, eso si vestidos de “en nombre de pomposas palabras”
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