A Miguel Monzón, el gran Wyoming, se le escucha con una veneración cercana al "el venao", "el venao", que se bailaba con gran devoción, cuando el alcohol pasaba de unos límites.
Desde hace, tres, cuatro años, se le escucha fuera de la cadena Sexta, no porque en "el Intermedio", se mienta. Recordaba, él, ayer al recoger un Ondas que en 20 años no han realizado ni una sola mentira, con todo que se han mojado
No porque se haya dejado de maravillarse uno del compromiso social y periodístico de Sandra Sabatés
No porque se haya descartado uno para lo payaso como Cristina Gállego, que interpreta de maravilla
No porque a Dani Mateo, no se le crea como el genial bufón que ridiculiza la pulcritud de los bienpensantes
Y así con el aprecio a otras colaboradoras.
Pasad por la Sexta, es pagar un peaje a los que rompen la democracia, desde un "ni de aquí, ni de allí", dando voz a corruptos, a los que se pone en contraposición con quienes aportan razonamientos.
Ayer fue durisimo, en su metalenguaje, con un compañero del mismo medio audiovisual, "tengo el pelo blanco, pero yo no miento".
Parece que hoy, entre quienes siguen a los mentirosos se ha instaurado la famosa "todos mienten"; como una especie de penitencia en los que los suyos podrían tener una justificación, "por salvar el mundo de los malos".
La mentira, con sus medias verdades que también y tan bien manejan algunos manipuladores son el quebrantamiento de la realidad, para entrar en un submundo en el que te vas hundiendo de basura hasta ser ahogado en ella y contemplar el horizonte de quien te la ha creado, creyéndolo como esos atardeceres maravillosos de otoño, cuando es la putrefacción lo que te está obnubilando.
Cuando el hombre de pelo blanco, el que mintió, como periodista cogió la parte que le interesaba del informe PISA, lo transmitió, obvio las deficiencias de esos papeles y le sirvio para nostrarse pontificado, un día sí, al siguiente también y al recoger el premio, lo mismo, sobre esa basura. A sus seguidores les estaba condenando a ser fanáticos que consideraban una desgracia para el país, a quienes estaban siendo difamados.
En una butaca, ahora mismo puede estar revolviéndose uno de ellos
¿Se puede sentir ofendido porque se le haga este recordatorio?
ó
¿Se cuestionará que haya odiado a un inocente?
ó
¿Seguirá pareciéndole familiar quien le ha hecho tener una visión equivocada de la realidad?
Al Gran Wyoming se le tiene en alta estima, siempre. Se ha trabajado una vida estupenda y disfruta de ella; pero, le duele España; se ve que ama este país y contempla todo lo que le perjudica y lo ataca para que sea un lugar a un mejor, y sin los odios, que nos tratan de inocular los que viven y van a vivir con aún, más privilegios.
Lo denuncia con una claridad de vocabulario y de ideas que es un privilegio.
Hoy en día se corre el riesgo de quien es apasionado y contundente con quienes manipulan, mienten y crean animadversiones, se le ponga en el lado contrario de estos últimos y te digan, pues yo estoy en el medio y eso me hace ser sabio. Wyo ante el público es tan contundente como comedido, en la intimidad me imagino que como en la conversación de bar y con alguien de confianza, hará o se hace alguna afirmación más contundente; en ese contexto.
En Alcalá de Henares, se tuvo la suerte de escucharle cuando fue a apoyar a unos trabajadores de una fábrica que estaban encerrados, y además quisiera acercarse a la Plaza Cervantes, para dar 26 minutos de llamadle lo que sea, clarividencia que resumen lo que es esta España, o más asalvajada, porque entonces tenían en gobierno las derechas y eso les calma de cara a lo público; siguen haciendo lo que les da la gana y que protesten. Hoy esos financiadores quieren el gobierno y a sus secuaces no les ponen cortapisas. "A por ellos, oe, oe"
No tiene porque mentir un hombre con pelo blanco. Gran Wyoming
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