domingo, marzo 09, 2025

La goleta

    Desde la orilla, le hago gestos, al principio leves, luego, de forma desaforada para que me presten algo de atención.

     Ni puñetero caso, no por las puñetas de mi camisa; parece ser que Marc está ahora grabando. Mariano retardando y Alberto, desvergonzando. 

      Los dos últimos se asoman por la borda y de forma curiosa, con sus pollas, hacen molinillos. No muestran ninguna vergüenza; al lado se han colocado bufones y estos aún ejecutan actos más alocados. Se tiran pedos y vomitan, con un punto de orgullo obsceno; son jaleados por quienes están preparando una especie de MIR de la política basura.

      Mar está en otro punto. De un puntapié ha colocado a los bocachanclas en la tabla que utilizaban los piratas para mostrar a esos petulantes poderosos, lo nimios que serían si no fuera por toda la sobreprotección que le concedieron cañones y trabucos disimulados tras las apariencias de pulcritud y decencia. 

       De forma curiosa, que no inesperada, porque pasado tenían, dos grandes escualos, hambrientos, hasta la desesperación y la pérdida de vergüenza exhiben sus grandes fauces; dentadas y afiladas para la ocasión, Ignacio y Antonio; dos animales, podríamos llamar periodísticos que salivan odio por ser descubiertos como lo que son tiburones blancos, escondidos en más periodismo.

        Por gestos como los de estos seres, la débil tabla se convierte en palacios de abyectos políticos

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