Estimado señor
Veo que las cosas nos la ponen chunga, yo peleándome con una de su país; el otro, enfrentándose al de otro estado.
El resultado, nos avisan que ya que yo, y el de su país, que no nos conocemos, aunque si ganas tengo de enseñarle mi casa, nos tenemos que matar a tope, y, además, varías veces, tuvimos a un humorista que se lo explicaría, con mucha más gracia y muy bien, Gila;
Ya ve, lo preciso que son nuestros mandatarios que lo han cerrado en 800.000 millones y que deberemos quitar de nuestra sanidad, nuestra educación o nuestras pensiones, que ya sabe usted que las aseguradoras igual te matan que te alargan la vida.
A su altura, la mía, mínima, la cosa debe ser más difícil de observar y comprender; pero claro, yo que veo ese dinero desparramado para unos cuantos y que además joderá, perdón, mi libertad y la vida de los chicos-as con los que compartí unos años maravillosos, me digo y se reirá de mí, y ¿si aspiramos a convivir con el diferente sin que por medio haya las rencillas propias del roce?
Sé que los señores que fabrican armas empujan mucho; como será que hasta a mí me ofrecen ser participante en fondos de inversión, les llaman, que me darán mucho réditos porque a más enfrentamiento, más mala hostia, más perversas municiones y más asintomáticas maquinas de matar.
El caso es que veo la cosa mal, muy mal; ya me dirá si no que puede uno esperar de un tiempo cada vez más cálido, de media. Se preguntará porque pongo ese detalle, pues porque algunos ven un día malo y te chillan: ¡No lo estás viendo! ¡Qué frío, que frío!.
Yo creo que si a los señores de las medallas les damos otros cometido, dirigir a los grandes campos abiertos, con su estrategia de siembra para generar oxígeno y luego mantener los bosques de una manera ordenada y nada derrochadora de agua; y a los políticos, los enfurecidos con el diferente, les llevamos a los campos de batalla, con sus familias a compartir picnic, algo habremos ganado, en paz y salud, aunque a ellos la historia no les pusiera como grandes guerreros
Le prometo que con aquella chica de su país, con la que podría tocar enfrentarme voy a hacer todo lo posible porque nuestra guerra sea de mutuos placeres dados.
Usted no se puede imaginar lo que se podría hacer con ese dinero, pasarlo de sanguinario a dar vida, incluso a los más desfavorecidos.
Le voy a hablar de Jeromo, que anda por las Merindades de Burgos, venga y charle con él; no valora a estas altura de su vida, tiempo y sabiduría.
^Qué me lío! Un abrazo y todo mi cariño
Pd.: no me contesté nunca lo hacen los periódicos a los que escribo y recuerde
"hagamos el amor y no la guerra"
y no nos pongamos prosaicos
Homo lupus homini
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