lunes, marzo 24, 2025

End of the line, otra estación especial

y sepan que sólo muero

si ustedes van aflojando

Porque el que murio peleando

vive en cada compañero

   de Milonga del fusilado. Jorge Cafrune

Celebran haber vivido con Jesús Santos, teniente de Alcalde en Alcorcón. Esos son los seres imprescindibles, siempre estuvieron ahí, dieron dignidad a su trabajo y sembró honestidad en la política. Se hace dolorosa la ausencia física, pero en los días de tinieblas, ellos son el rayo que nos revive.

    A sus compañeras les ha dejado; se ha bajado del tren y les invita a seguir, comprando tickets de compromiso para que en ese viaje sin estación final no agoté a quienes se ofrecen para llevar una comunidad de vecinos, una asociación de barrio o una ciudad. 

    Enfrente surgen los eternos pordioseros, recogen las migajas de sus amos y nos arrastran a teorías de conspiración, nunca acabadas, siempre retroalimentadas para incautos que apartados de la sociedad y sus luchas, buscan el enésimo episodio televisivo donde les hagan sentirse regeneradores de un mundo desde sus butacas. 

   Visten y disfrazan con diferentes artilugios: barbas, camisas encogidas, a los imberbes dispuestos a todo. Les dan textos donde hablan de patrias, dioses, niños que tienen que volver con sus padres amorosos, mientras a sus Españas las venden al mejor postor, aunque sea ácido; a sus dioses, les ajustan su nivel de sonoridad y los momentos de escucha con el aviso de llamarle ciudadano si alguien les recuerda que un dios no se ajusta a su cuerpo, como la pequeña camisa a su cuerpo esculpido como un chasis a un disfraz de carnaval.

    El padre amoroso se encuentra por la selva; perseguido por algún esclavista cruzado que le quiere vender a un piadoso propietario, con una hacienda de látigos y ansias. 

   El niño escupe las palabras de vuelta a un hogar que no existe; mientras es consciente de las dádivas que reciben los meros lectores de recetas de analgésicos que acallan dolores sin importarles que en las raíces de los males estén la glotonería por lo recursos que les roban y las impúdicas ganancias de sus amos. 

    Roy Orbison se bajó de aquel tren y los restantes miembros  de Travelling Wilburys, se acercaron a la puerta, luego bajaron un peldaño, dos, quizás hasta tres o saltaron al andén y nos dejaron en los asientos de los vagones los tejidos de canciones caricias, mientras tomaron diferentes rutas, con sus diferentes visiones que,  por algun instante, se habían asomado por las ventanas de un tren sin fin.

    Por las calles transitan muchos Jesús para encontrar, para proteger, para ayudarles a sosegarse ante las tierras asaltadas por la codicia. 

    Xabier Lapitz para a un peón, oscuro, zafio, mentiroso en su enésima teoría conspiranoica, puede llamarse de cualquier manera, pero sólo is "a pawn in the game" of powerful people. 

    Existen muchos vagones, ¿verdad?, ojalá descubriéramos un día que el tren no tiene final de línea, que las traiciones, nos descarrilan y las traiciones por la propia supervivencia dejan varados los vagones de los que tiraron locomotoras como Jesús, en alguna vía muerta de una estación olvidada, de un desierto por recorrer, ahora más desamparados, sedientos y, quizás, apaleados porque nos destrozamos las ropas y nos dejaron desnudos ante los trajes manados de cuevas con tesoros acarreados de lo que no supimos defender.

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