jueves, febrero 08, 2024

Visionado; hazlo tú

Se prepara un proyecto. Una palabra sale impelida de una boca juvenil; parece ser un desafío, se puede torear ó no; hoy no. Sentado en una parada de autobús alguien con una cara que podríamos llamar desencajada, arremete contra los políticos habituales; dos jóvenes andan sentados en el banco que existe ahí, bajo la marquesina; acaban de jugar una partida a su juego de moda; sin darse cuenta aunque sus cuerpos han quedado posados en ese espacio que acabamos de describir, con una luz ya tenue de un incipiente Febrero, siente como si su mente emprendiera un despegue. 

 Las palabras voladas de ese señor chocan en pleno vuelo con esos valientes que habían emprendido su vuelo al país que había atrapado a su guerrero. Nada sucede, bueno, si que se quedan todos como alelados, idos, estupidizados. 

   La gente de alrededor no lo lo ha visto, o no dice nada. A mi todo esto me consume. Les pregunto porque creen que está todo de esa manera, parecen ignorarme. Persisto, señalo, pregunto ¿pero es que no lo veis? allí en el cielo, aquellas líneas blancas. Las están poniendo y os dan lo mismo. Ayer al atardecer, las quitaron y ahora, otra vez puestas; si, nos van a contaminar; mira, mira a esos tres, ¿no te dan miedo? han palidecido actúan como zombies, vuelan. A mi no me pasará, estoy con una cabra, tienen poderes, el ejército de Estados Unidos ya se confío a ellas como psicólogas de aquellos que regresaban de Vietnam. 

  Hoy la he traído, se puede comprobar que todo vuelve a la normalidad, los espíritus de los chicos se posan sobre sus cuerpos, El hombre que les hablaba, con una cierta ausencia de lógica, se mesa los cabellos, parece recién salidos de los infiernos. Si antes eran sus ideas descabelladas las voladas, ahora es su cuerpo, sube, sube, aspira aquellas nubes; si, lo confirma sólo son nubes, nada de líneas del mal, de rayas para la efervescencia de esa señora, tal vez desquiciada, quizás protagonista de una road movie.

   Nuestros dos jóvenes, extasiados ven ahora un skater que lleva unas trenzas que entrando en ignición provoca que tanto el ser, como la cosa, todos a una se eleven; juegan nuestros protagonistas al guiñote, leyeron que aplicando esta terapia todos los efectos que aparecen como fuera de lo normal, se diluyen. El problema es que ellos parecen también estar sufriendo. Terminan invisibilizados y queda como lo único real ese ser de actos desquiciados. 

   Desde luego, mi señora da gracias a que se lo hayan contado a solas; hubiera temido que en mí  presencia la marquesina hubiera realizado la función altar donde hubiera sacrificado la cabra de aquella señora; debemos reconocer que no es la mejor época para el pastoreo y tenerla estabulada crea tensiones innecesarias.

No hay comentarios:

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y