martes, febrero 06, 2024

El expediente

 Se ha hablado mucho del expediente X; yo, en mis viajes por Africa lo encontré en multiples papeleras. Cuando iban saliendo aquellos seres humanos a mundos desconocidos, creían que los países les acogerían porque siempre se hablaba de aquel campo que lo vendía a un señor español, francés, alemán o austriaco. Cuando llegaban a aquellos países resulta que estaban todo el día hablando de libertad, y claro ellos iban a la policía, ¡eh, que hay de lo mío!; algunos de estos miraban de arriba abajo y actuaban, otros, contestaban, no mira aquí, quien compra las manzanas por las que tu te deslomabas para ganar en un día, lo que yo, por contestarte en 10 segundos, es el señor X y en cada supermercado existen muchas de esos símbolos. 

   Claro se ponías en la puerta, les sacaban alguna fruta, se ibas animando entraban, algun cliente le decía con su buena intención, mira manzanas de tu país a 2,50 y tu hacías cálculos y se decían, en esa bolsa llevan el trabajo de todo un día.

   Salía a pasear o a buscar trabajo, ¡so vago, le decían!, pasaba un tractor al lado y le ponían de negro para arriba, que lo era, pero desde luego no el que traía la fruta a precios que a ellos les machacaban en su país. 

    Eso sí, los de los tractores llevaban una bandera gigante y decían que se la iban a arrojar y a ponérsela al cuello a otro que por lo que decían también debía ser español, ¡no me aclaro!; él, más práctico y más perspicaz, estuvo apunto de pedírsela porque venían fríos y decían que estaba tejida de muchos caras y, en ese instante, pensaba en su mama y el calor cariño que le daba cuando se acercaba por la noche a darle un beso.

    Se encontró con un compatriota, iba en el remolque, medio escondido, les contaban que iban conduciendo, lo que en en ese país llamaban señoritos, pero que le había obligado a ir porque no tenía ni idea de como maniobrar con algun artilugio que llevaban allí. 

    Él le dijo a su compatriota, ¡eh, que tengo la solución! les mostramos como los grandes supermercados están surtidos de productos nuestros; si tanto les gusta que nos lo paguen como aquí, y así no venimos a molestarles.

    Caras, muchas caras, a la luna menguante, al Sol, al tomate. 

      ¡Qué lleva tres días sin salir! ni libertad, ni hostias

   Aquí se hecha la culpa a quien los patronos manden, pues no son finos ni na. Fíjate que son tan suyos que no permiten ni que nos asociemos, nos dicen que si trabajamos duro, amanecerá mañana, y chico después de tanto tiempo; algunos lo vemos como un futuro. 

   Son benefactores, les gusta llamarse, o Leonardo da Vinci, que a saber quien fue ese, aunque lo asocian con un tal Musk, que no Marx y el susodicho también afirma que por sus cojones, que tienen forma de Carmen de Mairena, aquí nadie se asocia, sólo se le adora. Eso le cuenta el que lleva más tiempo fuera de su patria. 

   El otro se pierde entre tantas X, como artilugios que manejan los bandoleros

      

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