Un temblor nace en unos segundos una imagen que se me escapara en el próximo like. Ella toma las hojas que han ido cayendo para llevarlas a un lugar de compostaje; no quedan olvidadas en un cubo de basura, se transformará hasta ser alimento de un tomate, un melón o quedará olvidada por el hortelano que ya cambió alguna de sus prioridades.
Parece que los pilares de la iglesia se deshacen como azucarillos cuando tienen que salir a defender a quienes les otorgan las prebendas con las que pululan desde hace 80 años.
Amnistiaron a sus curas que iban de sede en sede después de haber cometido delitos;
Niegan ese perdón a quienes sin más armas que las urnas, desafiaron a un partido político que buscó ese momento para su beneficio; habiendo dado muestras ambos bandos de su corrupción que nunca tuvo propósito de enmienda y por lo tanto quienes se arrogan ese privilegio, de perdonar, no se lo podría haber dado.
Al final, es dinero, como le dirían a Corleone, uno de los suyos,
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