domingo, noviembre 19, 2023

Transplantar

 Dice Julián que lo importante es visualizar al ofendido. Los otros, los violentos, los mercenarios buscan descomponerte para conseguir que les contestes y así tener más repercusión. 

  Noche triste, de agitación en los sueños, de saber que otra vez se impone la locura. Pensar en ese Antonio Maestre que piensa que Canal Red, Pablo Iglesias, Podemos se hubiera tenido que entregar a Yolanda, a la sexta a su jefe Antonio García. Estar ese tertuliano, si antifranquista, si ensimismado tan convencido que su jefe es honesto y los audios que le definen como el mayor mamarracho que ha querido pastorear la izquierda, sólo fue un accidente. Escribe hoy ajeno a todo, sobre Argentina, si despotricando sobre Javier Milei. Él, tertuliano de la tele amiga, de los que reciben millones, por universidades, por publicidades teledirigidas.

   Habla de un proyecto megalómano de Pablo. Se enfrenta, desde el poder, a esa derecha cavernícola de formas; siempre necesitada de dinero y por ello de poder, que es quien se lo suministra. 

   Dicen que le guía el odio; ayer decía que éramos pocos, los 55.000 que han votado una cosa. Los televisivos Mónica García, Iñigo Errejón, Joan Baldovi, Yolanda son más pero votan 5.000 o los cargos. A veces, uno se imagina, sólo imagina, que le hubiera ido bien que ganarán un Feijoo, al que una fotografía le define en su catadura moral, si eso no le paraliza, no lo hará nada. Un Abascal, al que le podríamos definir en su respeto por la democracia: una abuela por Ferraz, dice estamos contra la Constitución, cuando se da cuenta lo que ha dicho, pide al periodista que borre eso. La mentira para tomar el poder.

    Se rodea de Vallines, Pastores; pero punto, no merece la pena dedicarle un segundo más, quizás yo sea un troll.

    Por la orilla, con el peligro de ser arrastrado por los embates de la ola gigante del periodismo amaestrado hasta dejar al tío Gilito pobre, se lanzaron quienes conocen los tamaños de los maremotos y sus consecuencias, que les podría engullir, sobre todos porque no existen escolleras, todas atemorizadas, ¿A qué si, médico de Page?, pluma ya servida por lo social que le dio estabilidad y que teme unas amnistías y no el latrocinio generalizado; no la mentira que engulle o destruyes vidas. ¡madre mía Antonios, uno y otro, lo que se le hizo a otra Mónica, honesta, hasta no pedir el bono social, Oltra tenía de apellido, honestidad, como bandera, mejor que religión que siempre se postra ante quienes la manejan y la hacen que diga, en sus rosarios, sus neuras, no la mentira en sus mandamientos; no robarás, en otro. Suerte de quienes se arrodillan, cuando tienen a su dios, a su disposición. Ser sin reconciliación a no ser que este les dé el poder, que entonces ya con cachiporras y colegios bendice al vencido.

   No sé quedaron mirando como les vencía las olas, cogieron sus naves y empezaron a exhibir otras formas de embarcar a la sociedad en más derechos, en más conocimientos. Quienes se sentían señalados enviaron todas las carcomas, todos los monstruos que no habían dejado nunca de existir y acosaron, hasta saciar la sinrazón. Tiraron, cuando hoy se sabe, que nos dejamos seducir por lo que nos muestran. Los Manu Levín, Sara Serrano, Inna Afinogenova, con Rafa, Sergio, con los Rafa, Ione, Irene, Pablo y si Antonio, más de 50.000, que si, no estamos organizados en sedes, si en búsqueda de conocimientos y defensa de una sociedad más justa. Se cedió, después que se fue canalla con los suyos en Mayo, para que en Julio, no llegará quien les cuesta no orgasmear viendo nuestra debilidad. 

    No le he sido fiel al 15M, no soy de los que están siempre, pero trasplantaron la semilla del compromiso y si, tienes incertidumbre porque no tienen piedad, pero

     porque puedo, escribo; aunque sea incompleto el texto, aunque necesitará correcciones, pero, ya para cinco años. En un espacio pequeño, me siento más grande con las semillas de los de Azuqueca y Guadalajara, y aquellas plazas, donde éramos débiles, casi nada, pero donde poníamos en cuestión, incluso a quienes se creían especiales porque siempre habían militado y también, se habían sometido.

    

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