viernes, noviembre 03, 2023

Un gnomo insaciable

 Ayer, salió Peter a correr alrededor de su casa. El bosque lanzaba sus ramas desperezadas por los soplos de, por ahora, el Oeste. Pareciera querer atraparme para llegar a los brazos de ella.

  Bru, sus brazos, su compromiso agita los vientos del periodismo con rasgos humanos. Se va a un cementerio de Chiclana, encuentra a un sepulturero y araña en la piel de nuestra indiferencia para darle voz a esa persona que humaniza a los cadáveres que cerraron la mente a muchas de las bellezas de este mundo, pero también a los horrores producidos por seres que dejaron que arraigaran los odios que les expanden.

  Da nombre a una mama que recibió el cadáver, de quien fue un niño que mamó días de la madre que le tuvo en sus entrañas, en un lugar del que un ser humano no tiene que huir.

   Un gnomo camina por entre las brumas. Aparece en Badajoz, cerca de la estación de autobuses. Tan a tiempo, sale el que va en dirección a Lisboa, hace un rápido cálculo y decide que esperara media hora y cogerá el que sale para el Algarbe. No ha cogido bañador, pero seguro que en esta época, le será más fácil bañarse desnudo. La última vez que lo hizo, fue también en invierno y piensa que aunque el Atlántico puede traer fuertes lluvias, sin embargo, para los fríos del Norte. 

   Son bellas las playas de la zona, pero aquel recóndito espacio cerca del bosque interior, le trae los mejores recuerdos; sobre todo porque con aquel otro personaje con el que estuvo en prisión, le fue describiendo paso a paso, cada uno de los olores de plantas irreconocibles en otros lugares del mundo; de las luces que atravesaban las ramas para posarse sobre asientos sobre los que escribía viajes a otras historias que sucedían en planetas habitados por pelotas que tenían ojos en las costuras.

   Sin olvidar estas ultimas historias, volvemos al Algarbe para ir a la pastelería del pueblo sin rocas para encontrar allí, la piedra de nata y chocolate que no puede comer nuestro personaje, para le produce flatulencias que desequilibran a las mujeres que andan por las playas. 

   Encontramos a una que vino de Aragón, pero allí les hablas de gnomos y no conciben que no sea algunos de los últimos que les han gobernado

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