viernes, marzo 24, 2023

Pueblos y ciudades

 Medio andando por la oscuridad, se me aparecía el incendio de Castellón y el posible efecto contagio de un tiempo que va hacía lo desértico. Huetos está en una de las entradas al Alto Tajo. Por toda la zona, existen muchas personas que en nombre del patriotismo se echa en mano del capitalismo, sin darse cuenta que eso les devorará como las llamas. Pareciera que el interés, inconsciente de los niños, por el fuego, se va extendiendo en los mayores.

  Martín Pallín escribe en CTXT.es acerca del desastre y caos que se está desarrollando en el centro de Madrid, con los dos aparcamientos subterráneos que se están haciendo para gloria de Florentino Pérez y su equipo, al que nadie debiera cuestionar ¡Hala Madrid, hala Madrid!. No esperamos que las alucinaciones que sufren muchos seguidores de España, oe, oe, poderoso Madrid, simpático Atleti sea suplida por un equipo que debemos formar cada uno de los ciudadanos que estamos en el campo de juego de la vida. 

  La prevención de los incendios que amenazan quemar nuestro entorno, nos corresponde a cada uno de nosotros y si no lo entendemos mal vamos. Cuando Fernando coge un plástico de algun personaje idiota que puede ir por una de las carreteras más que secundarias que no tiene a un Bru Rovira que la visite, está eliminando uno de los aceleradores que arrojamos a la madera dispuesta en pira, porque el Estado no llega, y no valora, lo suficiente, la España despoblada. 

   Cuando Martin Pallín, en mitad de la ciudad poderosa, engalanada de soberbia y glotona de inmensos recursos porque el lujo se paga, habla de recibir una nueva puntilla con 2.000 coches más siendo vomitados desde una bocana abierta más a la ciudad, como si un cuerpo podría estar formado sólo por bocas que tragan y culos que expulsan. Cuando escribe sobre ese desastre en una sociedad acallada, en pleno pulmón de la riqueza, como si este estuviera esnifado de un humo paralizante; para haber desistido de llamar a las personas que habitan esos populosos barrios para que crear un tejido de comunidad. Quizás esas palabras, tejer apoyos mutuos, ser pueblo, es lo que les asusta cuando se está en el paradigma del individualismo, de la proclamación del dios éxito y de sálvese quien pueda. 

   Silencios en las agujas que no tejen sino que se clavan para nuestro propio disfrute sado. Mientras los riesgos nos rodean, y los pirómanos tienen abducidos a sus bocazas, magnificando nadas.

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